Capítulo 23

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Montar a caballo se había vuelto la actividad favorita de la joven, antes solo montaba junto a Williams o con su caballo atado al de él pero ahora que había aprendido ella podía montar libremente. Había sido una actividad muy beneficiosa para ella pues seguía manteniendo sus recorridos con William sin mencionar que despejaba muy bien su mente, desde ese día ella nunca olvido el tema pero era consciente de que William tampoco lo hacía pues cada vez que dormían juntos él seguía manteniendo su distancia, no la tocaba ni siquiera por accidente lo cual la entristeció un poco ya que muy dentro de ella le encantaba la calidez que le brindaba el tacto de William.
Por otro lado el joven duque quería encontrar algún método para convencer a su esposa de permanecer a su lado pues aunque sus palabras decían una cosa en su mirada reflejaban otras cosas, se abstenia de tocarla incluso aunque eso le era difícil pues le gusta oler la dulce fragancia de su esposa y sentir su suave piel sobre la de él, todo se estaba volviendo una completa tortura.
Por otro lado Martha los vigilaba de cerca, no había encontrado el momento oportunidad de sembrar la manzana de la discordia pues pasaban la mayor parte del tiempo juntos y cuando estaban a solas era un tiempo reducido, ella ni siquiera podía iniciar una conversación con Miu sin que esta la evitará debía admitir que su amigo se había casado con una mujer bastante astuta. Sin embargo de lo cual si se habían percatado era sobre la resiente tensión de la pareja pues aquel ambiente tan romántico ya no era visto, más bien una cierta incomodidad le invadía.

—¿Ha discutido con el duque? —preguntó directa Martha pero de una manera educada para evitar problemas.

—¿Que le hace pensar eso? —preguntó cautelosa la joven rubia mientras bajaba su taza de té.

—Su tiempo de convivencia se a reducido un poco y puedo notar que ambos se ven incómodos.

El comentario molesto un poco a Miu pero no porque Martha hubiera sido grosera más bien por lo ciertas que eran estas palabras. Desde aquel día sólo invadió la incomodidad entre ambos y aunque había tratado de ocultarlo pude percatarse que no había hecho un buen trabajo pues no había pasado desapercibido por nadie.

—Es normal que un hombre de un gran título, ¿no quiera tener un hijo?

Martha sonrió con malicia, pudo darse cuenta que había dado en el blanco y que la duquesa estaba algo vulnerable.

—Normalmente los nobles comunes quieren tener hijos varones lo mas rápido posible. Es natural en tener un heredero pero como dije solo los nobles comunes y el duque no es un hombre noble común, desde que le conozco solo le gusta la aventura ser libre, llendo y viendo de un lugar a otro sin ataduras. Escuche varios rumores que él últimamente ya no tiene ese espíritu, debe sentirse aprisionado por algo después de todo casarse nunca estuvo en sus planes ahora algo como un hijo no es acaso una atadura más.

Miu observó a Martha y noto la malicia en sus palabras, tiempo atrás si no hubiera tenido la influencia de la madre de William, seguramente se habría puesto a llorar por cómo ella había atado a William por habla salvado la vida pero ahora las cosas eran diferentes, eran complicadas. Quería a William con sinceridad pero amaba más a su familia, él quería estar a su lado y ella no estaba del todo dispuesta a ser la razón por la cual William abandonar todo y menos ahora que aprecio por si misma que era apreciado y amado por muchos. Ella soltó un largo suspiro antes de negar, ella sabía que este tipo de problemas debía abordarlos con él y no con una joven que parecía que quería causarle daño.

—Por favor Martha, pide a alguien que prepare mi caballo. Iré a buscar a William.

—Si, duquesa.

Martha se retiro un tanto molesta pues sus comentarios no habían tenido resultados en la joven así que trató de pensar en algo más para tratar de sacar de quicio a la joven rubia. Fue al establo para llamar a alguien para preparar un caballo pero al regresar pudo observar un carruaje real y pensó en que eso sería una buena idea para molestar por un rato a la duquesa pues la última vez que un mensajero real había llegado noto como la joven rubia se había visto bastante disgustada.

A un Océano de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora