Capítulo 19

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Ahora que su esposo estaba ocupado con su amigo, Miu decidió ocupar también su tiempo con su suegra, podía notar que a diferencia de la madre de esta, Barbara era mucho más relajada, tranquila, aunque no era la persona mas alegante tampoco era indecente.

—¿Te gusta el jardín?

—Es hermoso, el olor del rosal es maravilloso.

—Me alegro que estés encantada, pensaba en plantar mas rosales.

—Creo que se vera maravilloso.

—Y no lo dudes cariño... Escuche por Williams que partirán a la villa.

—Así es.

—Va a en cantarte en lugar, espero que disfruten su tiempo a solas. Sabes para un matrimonio es importante compartir tiempo a solas.

—Williams parece muy entusiasmado por ello.

—Siempre a sido su lugar favorito, claro después de pasar varios meses navegando por el mar.

—Es un hombre que le encanta la aventura.

—En realidad es alguien que le encanta el misterio
—mencionó Bárbara observando a la joven rubia—y puedo comprender ahora la razón por la cual esta fascinado por ti.

—¿Williams fascinado por mi? —preguntó confundida la joven.

—Cariño, eres toda una caja de secretos—mencionó mientras reía al observar el rostro aún mas confuso de la joven
—. Puedo ver en tu mirada todo un rostro curioso por las cosas, puedo sentir el deseo por querer saber más... Eres totalmente el tipo de mujer para mi hijo.

Aquello la hizo sonreír, aunque su relación con la duquesa no era mala a veces sentía que ella no la apreciaba por lo que era, mas bien sentía que la veía como otra hija más pero ahora se sentía como la veía como la mujer predilecta. El llamado de Victor hacia su esposa captó su atención, miro como Barbara corrio hasta los brazos de su esposo el cual la tomo entre sus brazos, aquello la hizo sonreír y de alguna forma aunque había observado esa escena tantas veces sintió envidia, quería hacer lo mismo con su esposo y en un momento de valor se animo a hacerlo. Había escuchado por los sirvientes que William tomó una cabalgata tranquila con su amigo por lo que pensó en esperarlo en las caballerizas por lo que se dirigió hasta aquel lugar.
Al llegar miró el vacío del lugar donde sólo los caballos estaban presentes, ella miro el semental de William, el caballo era el que mas resaltaba, un hermoso caballo negro, se adentro con cuidado para observar mejor a la majestuoso criatura.

—Duquesa Deforth —ls gruesa voz del joven Conde capto la atención de la joven.

—Conde Le Monique—respondió la joven con un leve saludo.

—Debo suponer que esta buscando a su esposo. Estoy seguro que le hubiese fascinado ver su hermoso rostro pero lamento que él ya se a retirado.

Mencionó con una voz de falsa pena, Miu nunca había tenido un contacto con él que durara mas de cinco segundos pero ahora podía entender la razón por la cual Williams la apartaba de él, su simple presencia le causaba un gran escalofrío.

—Debo retirarme, fue un gusto conversar con usted Conde Le Monique.

—¿Por que la prisa? ¿Acaso el Duque Deforth le a prohibido hablar conmigo? Es mi amigo pero es tan tacaño.

—Lamento si mi descortesía le hizo malinterpretar algo, pero le aseguro que mi esposo no es un tacaño.

—¿Habla enserio? —interrogo el Conde acercandose a ella haciendola retroceder—. Es un alivio escucharlo, por un momento pensé que mi amigo ya no quería compartir conmigo sus cosas.

El conde estiro su mano para tocarla pero Miu lo quito de un azote.

—Le pido de manera amable que no se diriga a mi como un objeto, yo no soy una cosa, soy la esposa de William.

Aquello hizo sonreír al Conde.

—Oh vaya, pensé que esto seria sencillo pero me alegra que te resistas.

Mencionó cerrando la puerta del establo y al verlo acercarse a ella con una mirada feroz toda aquella valentía que habia acumulado desaparecio, ella se sentía como sus piernas temblaban, verlo a él le hacía recordar todo lo malo que le sucedió ese dia en el muelle. Cuando el Conde la tomo por los brazos aun así comenzo a forcejear, no queria quedarse sin hacer nada, esta vez ella lucharía, estaba vez ella tenia a alguien para ayudarla. Miu mordio el brazo del Conde con fuerza, la solto debido al dolor y ella aprobecho la oportunidad para escapar pero sintio como él la tomo de la pierna tumbando la contra una montaña de heno, cuando él tomo la orilla de su yucata comenzo a gritar.

—¡Williams! —grita con todas sus fuerzas mientras pataleaba y forcejeaba sin parar.

—Callate maldita —él le abofeteo dejando roja su mejilla —. Nadie vendra por ti. Él no te ama.

Le susurro haciéndola sentir un fuerte dolor en el pecho, aquella últimas palabras habían dolido más que su golpe, varias lagrimas cayeron sobre sus mejillas, puede que fuese verdad, para empezar solo se caso con ella por lastima pero si de algo estaba segura es que él siempre vendría por ella, incluso si no la amaba él la salvaría, mordió su labio hasta que sangro y con su último aliento grito su nombre.

—¡Williams!

Grito con todas sus fuerzas hasta que su garganta ardió, el conde sonrio burlon pero cuando escucho el sonido de la puerta siendo abierta de golpe aquella sonrisa desaparecio, William sangraba de sus puños se acerco con ira y tomo del saco al conde quien antes de que pudiese reaccionar ya habia recibido un gran golpe que lo hizo sangrar, se levanto con la intensión de pelear pero el sonido de un disparo lo asustó, giro para observar a la duquesa Barbara recargar su rifle.

—Vaya grosería la tuya Conde Le Monique... Usted lamentara esto toda su vida.

Barbara llamo a su esposo junto con otro sirviente quienes tomaron al Conde para arrogarlo fuera de su mansión para despues arrogar todas sus cosas por la ventana.
Por otro lado Williams miro a Miu, se quito su saco lentamente y se lo dio para abrazarla sin embargo ella se negó a llorar en ese momento, se levantó conn su ayuda y se marcharon a su habitación. Una vez dentro Williams la cento en la cama para buscar algo con la cual tratar su mejilla, se inclino frente a ella para ayudarla a tratar, él la miro a los ojos con tristeza y sin decir nada mas la abrazo entre sus brazos haciéndola soltar todo aquel llanto que mantenia guardado. Miu se aferro a él con fuerza sintiendo como la tranquilidad volvía a ella, sintiendo como la inseguridad desapareció, sentia segura, ella se sintió amada por él cuando escucho su llanto acompañado de disculpas.

A un Océano de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora