Capítulo 34

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El día de la boda había llegado y aunque ya se encontraban casados la joven se sentía nerviosa, era diferente la manera de celebrarlo de cómo fue criada, la vestimenta, las reglas, el salón, los invitados pero en especial el sentimiento era diferente, la primera vez se sentía temerosa, la tristeza le invadía pero en especial el miedo a lo desconocido de lo que fuese suceder pero ahora se sentía ansiosa se sentía feliz de tener que caminar junto a su esposo, conocer parte de su mundo pero también la inmensa alegría de estar a su lado.
Se miró en el espejo observando su enorme vestido blanco, la manera en la que su cabello había sido recogido pero en especial la enorme sonrisa que no podía ocultar, se sentía hermosa y así era pues pensó en la enorme felicidad que tendría de ahora en adelante.

—De alguna forma me alegro que mi madre insistiera en la boda, mi nuera es hermosa. —Bárbara entro en la habitación mientras se acercaba a la joven tomó mis manos y le sonrió —. Miu debo decirte algo importante, sin importar lo que pasó o lo que digan las personas eres una Denforth, no sólo de nombre y tampoco por el hecho de que estés casada con mi hijos, eres una Denforth de corazón, lo que te une con mi hijo es su amor y debes recordarlo siempre.

Bárbara limpio con ternura las lágrimas que habían brotado en la joven, le sonrió con cariño para en volverla entre sus brazos con fuerza, se sentía preocupada sabía lo que pasaría en cuanto saliera de la habitación pero debía aceptar ese hecho pues no era su lucha pero aún con ello quería seria un apoyo para las cosas que se avecinaba.
El sonido de la puerta captó la atención de ambas femeninas.

—La boda está por iniciar —comentó Víctor quien se detuvo a ver a ambas femeninas —. Ambas están hermosas.

—¿Solo eso? Pensé que la impresión sería mejor—mencionó Bárbara provocando una gran carcajada en el hombre.

—Tengo mejores palabras pero no es algo que pueda mencionar o dirigir a mi nuera.

—Quiero oírte, anda dilo—mencionó Bárbara mientras se acercaba a su esposo quien le susurro todos sus pensamientos haciéndola sonrojar —. Eso sí que está mucho mejor.

—Es hora de dirigirnos y espero que esta hermosa dama me permita escoltarla.

—Será un verdadero placer.

La joven tome el brazo de su suegro quien le había extendido con tanto cariño para poder dirigirse al jardín donde sería llevaba la boda, aunque sería algo pequeño y más familiar le resultaba mejor pues de esa manera no se preocuparía por tanta atención de las personas aunque no podía decir lo mismo del banquete donde habría más personas aún así sabía que iba a estar bien pues a su lado estaría William sin mencionar que también se sentía cercana a su madre al usar aquel collar, nunca lo había usado con preocupación a perderlo o dañarlo pero ahora se sentía bastante cómoda con el y sentía que su vida cambiaría por completo pues tenía una perte de su madre con ella.

Al llegar al jardín la joven camino por si sola por el camino de flores donde tendría que dirigirse por el camino hasta el altar por un momento cuando su vista se fijo en la de Williams olvido a todas las personas a su alrededor y sólo se concentró en él. Su enorme sonrisa dirigida especialmente a ella, su mano la cual fue extendida hacia a ella al estar a un par de pasos de ella la manera en la que la tomaba con tanto cuidado y cariño el como su pulgar acariciaba su mano, la manera en la que la miraba era simplemente mágico pues podía ver tanto amor en ella.
Miu solo podía pensar en su esposo y él solo podía pensar en ella era su momento y de nadie más, solo ellos dos sintiendo como el tiempo pasaba tan veloz mente a su alrededor pero estando juntos era tan lento.
Cuando llegó el momento del tan esperado beso, Williams quito el velo con mucho cuidado, aprecio el rostro de su esposa con detenimiento no era la primera vez que la observaba con tanta atención pero sentía que el día de hoy era diferente, esos ojos como el cielo parecían brillar, sus mejillas sonrojada se veían más claramente y su sonrisa le era tan deslumbrante, sentía como su pecho latía sin parar se sentía tan ansioso como un niño en espera de un gran tesoro, se sentía tan indefenso frente a ella pero no le importaba, pasó su mano en su rostro con delicadeza y la beso con amor que pudo transmitir con facilidad, la joven se sentía igual de ansiosa, tantas emociones que golpeaban en su interior como el feroz mar era lo que les hacía sentir tanto, al separarse los invitados comenzaron a felicitar a la pareja que habían formalizado ante la sociedad, más de uno estaba sorprendido ante la belleza de la joven pues era deslumbrante pero en especial una persona en particular se sintió abrumado ante la joven dama se levantó para acercarse a ella, la tomó por los hombros sin medir su fuerza para ver a la joven quien le miró aterrada.

—Theodora... No...

Miu le miró sorprendida, estaba algo temerosa por el agarre del hombre quien fue alejado por William al observar tal grosería antes que pudiese decir algo lo vio inclinarse frente a la joven.

—La gloria del Sol y la luz de las estrellas a vuelto, que sea bendecido los cielos pues la princesa Leonor a vuelto a casa.

Un enorme silencio se formó, William miró a su esposa con confusión pero antes de poder decir algo miró al rey quien se acercó con cuidado, miró a la joven pero en especial a que collar.

—¿Dónde lo conseguiste?

—Mis padres mencionaron que fue un regalo que mi madre me concedio antes de morir.

—¿Estas seguro de ella?

Miu asintió insegura.

—El barco naufragó, ella me llevó hasta la orilla y con su último aliento cuido de mi y me entregó esto.

—Mi pequeña Leonor, mi pequeña nieta. Tu madre desde los cielos te hizo volver, mi pequeña bienvenida a casa.

El rey abrazo a la joven quien se sentía aún confundida por la situación miró a Williams en busca de ayuda pero al tratar de tomar su mano y verlo alejarse algo dentro de ella se rompió.

A un Océano de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora