La joven miró su reflejo en el espejo, tenía un hermoso vestido rojo con adornos dorados, un elegante peinado y un maquillaje que hacía relucir sus facciones, sabía que era la era la mujer más hermosa en todo el país incluso mucho más hermosa de lo que una vez fue su madre o al menos eso escuchaba muy a menudo pero no se sentía de esa forma, miro su mano izquierda donde se encontraba aquel anillo de bodas acercó su mano a su pecho mientras cerraba los ojos en busca de su imagen, había pasado tanto tiempo alejado de él que se sentía como una eternidad, cada vez que lo extrañaba buscaba entre sus recuerdos dándose cuenta que aún le faltaba tanto tiempo a su lado, lo amaba más de lo pensado y la distancia dolía más que una herida con un cuchillo.
—Su majestad, ya es hora.
Miu abrió los ojos volviendo a esa realidad que ahora detestaba tanto, la vida en el castillo era muy cómoda, nada le hacía falta y tenía enormes lujos pero no estaba él. Incluso se había vuelto el tesoro nacional rápidamente había escalado en la sociedad descubriendo tantos secretos y chismes al rededor de todos los nobles pero no sabía nada de su amado lo que le hacia entristece pues sentía que había sido olvidada. Pero esta noche debía olvidar todo tipo de pensamientos, necesitaba encontrar a alguien que tuviera información valiosa a alguien que tratara de buscar el favor de la princesa que tenía al rey de su lado.
Camino por los largos pasillos del castillo llevando siempre en mente su objetivo, se había dado cuenta que no era tan paciente como lo aparentaba pues quería terminar con la conspiración para así volver a casa con su amado. Varias luces brillaron y trato de evitar que cegara su vista mientras entraba al gran salón de banquetes, podía escuchar como la anunciaron para luego oír grandes halagos hacia su persona, muchas personas querían acercarse a la joven princesa perdida así que era consiente de que no sería sencillo encontrar a un culpable de esto.
Tras un brindis por parte del rey la fiesta dio lugar, Miu observó a Verónica quien se retiro un poco para darle espacio a la joven de inspeccionar pues sin nadie cerca de ella podrían hablarle para tratar de entramparla o al menos decir algo fuera de lugar, pero la mayoría de las personas que se le acercaban a la joven eran doncellas jóvenes que querían imitar a la joven princesa que se había vuelto un completo ejemplo, desde la distancia la otra princesa miraba con grandes celos pero evitaba hacer algún tipo de escándalo pues sabía que pronto Miu dejaría de ser un problema o al menos eso pensaba.—Debe estar muy feliz esta noche su majestad, escuche que su esposo el gran Duque está presente para darle al rey tributos dignos para usted.
Mencionó una joven tomando por sorpresa a Miu, ella solo asintió con una sonrisa en los labios dando inicio a la conversación de las jóvenes sobre su esposo mientras que ella lo buscaba con desesperación en su mirada por todo el salón.
—Por favor, permitanme, debo retirarme.
Mencionó Miu al verlo su silueta a lo lejos, sólo quería verlo un poco era su única intención pues sabía que aún no era el momento pero se detuvo al escuchar un pequeño ruido, algo que fácilmente podría ser cubierto por la música del salón se acercó al balcón para escuchar varias voces riendo.
—No entiendo el problema por esta joven princesa, podría sernos de utilidad.
—¿Así? ¿Como?
—Piénselo es una gran influencia entre los jóvenes aristrocatas y logró lo que ni siquiera la gran duquesa pudo hacer y es controlar a ese salvaje de su esposo.
—El joven Duque parece que se está esmerado por darle una vida digna.
—Si pero también varios de los nuestros han muerto debido a él.
—Solo hay que amenazarlo con matar a la joven princesa cuando siga interfiriendo.
Miu se asomo un poco notando un emblema, miró a Verónica haciendo una seña hacia el balcón a lo cual ella asintió para darle indicaciones a otros guardias de prestar atención a las personas que salieran de aquel balcón, la joven siguió caminando para ser nuevamente interceptada por varios jóvenes que comenzaron a conversar con ella.
Trataba de mantener un rostro alegre, contestar con alegría y mantener un porte elegante hasta que su vista se cruzó con la de él, su corazón comenzó a palpitar con fuerza quería correr a su lado, quería besarlo, sentir sus fuertes brazos a su alrededor, quería escuchar su voz pronunciar su nombre, quería estar con él así que sin pensarlo se dirigió a él pero fue detenido por Verónica quien al notar su intención se acercó con rapidez para sostener su brazo, Miu observó a la joven quien negó ella quería rogarle, pedirle tan solo un par de segundos pero al volver su mirada en él y ver como se alejaba cada vez más algo dentro de ella se sintió tan doloroso, algo se rompió que la hizo tambalear.—Volveré a mis aposentos.
—Princesa.
—Solo di que me sentía mal, quiero salir de aquí
—Lo entiendo, te acompañaré.
—No, yo quiero estar sola.
Miu se retiro en dirección a su habitación apretaba con fuerza la falda de su vestido mientras trataba de evitar el llorar, el camino le fue tan eterno, solo quería llegar y tumbarse en su cama para llorar.
En cuanto entro a sus aposentos un par de lágrimas se hicieron presentes pero aún así evitó el llorar, se acercó a su cama para tomar uno de los libros de historia giro lentamente y lanzó el libro hacia aquella persona que le vigilaba, tomó el listón que tomaba la campana pero se detuvo al ver de quien se trataba, William por otro lado le miró con cierta sorpresa nunca pensó que ella se daría cuenta de su presencia y sabía que esto era gracia a Verónica lo cual agradecería después. Dio un paso al frente pero retrocedió al sentir como otro libro golpeaba su rostro, levantó la mirada observando a la joven de orbes azules llorar pero también cierta furia en su mirada, comenzó a lanzar todo lo que tenía entre sus manos, él quería explicarle la razón de su lejanía quería decirle que pronto estarían juntos de nuevo quería tantas cosas pero se detuvo de hacerlo pues sentía que aquella furia estaba justificada, al estar frente a frente espero otro golpe de ella, quería que descargará toda esa furia que tenía pero nunca espero sentir sus labios sobre los suyos aquel acto le sorprendió, fue alto torpe un tanto brusco pero en especial un tanto amargo por el sabor de sus lágrimas, William sabía que debía contenerse que no podía estar mucho tiempo a su lado pero era débil ante ella, era la única persona que lo hacía ceder ante la tentación. Comenzó a desatar su vestido con rapidez, buscando su mirada azul como el océano, se separaron en busca de aire, el calor del momento el deseo de uno al otro hizo que se olvidarán por completo del mundo entero.
El vestido cayó al suelo al igual que la ropa del joven, aquella mirada tan feroz queriendo solo a la joven entre sus brazos, William recostó a la joven para acercarse a ella y besar todo su cuerpo, su rostro su cuello, sus piernas, su pecho, saboreando cada rincón de su cuerpo mientras acaricia su piel, el joven se levantó para verla y besar sus labios mientras la penetraba y comenzar a moverse dentro de ella, la joven se separó para gemir mientras pronunciaba su nombre, se abrazo a su cuerpo para acercarlo más a ella y disfrutar de estar nuevamente a su lado. No lo quería lejos, no quería volverse alejarse de él, quería que este momento fuese eterno.
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A un Océano de ti
Historical FictionUna ley impuesta para mantener el honor en el clan Una joven extranjera se convierta en la hija del proximo líder del clan. Toda una vida complaciendo a los demas para mantenerse a la altura de la família. Un error, Una ley y Un castigo. ¿Prefieres...