Prólogo

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Período Edo, en algun lugar del Océano Pacífico.

Las enormes olas golpeaban violentamente contra el barco. La joven mujer tamblaleaba sin parar a veces caía violentamente y aunque su cuerpo se llenaba de golpes, moretones y de su propia sangre ella no desistia. Escuchaba aquella voz que clamaba su nombre con ira pero ella no se detenia seguía huyendo de aquella persona que amenazaba su vida pero en ese momento para ella eso no era lo importante, para ella lo único que importaba era aquél pequeño ser que portaba entre sus brazos.

Mi Lady, por aquí—escuchar la voz de una de sus damas de compañía fue un completo consuelo para la mujer. Corrio hasta ella evitando el resbalar por el agua de la lluvia—. Mi lady, suba a la barca y huya.

—¿Que pasara contigo?—pregunto la mujer de cabellera dorada en preocupación por su mejor amiga. Ella sonrio con ternura por la preocupación de su señora, ella no solamente habia sido una simple esclava para ella y eso le habia bastado.

Lo único que importa ahora es esta pequeña. Huir mi lady, que Dios os acompañe.

La joven señorita abrazo a su amiga por ultima ves ambas sabian que aquello seria la despedida pero no habia tiempo para ponerse sentimentales. Con prisa la mujer subio a la pequeña barca con aquél pequeño cofre qué sería toda su ayuda de sobrevivencia si ambas sobrevivirian. La pequeña balsa comenzo a desender lentamente por la ayuda de la joven, entre tropiezos y fuerza la joven trataba de bajar con cuidado a su joven ama.
El cielo comenzo a oscurecer con mas intensidad y tras el sonido de un gran relámpago aquella joven mujer que ayuda con anhelo a su ama cayo al suelo del barco con una espada incrustada em su corazón en sus ultimos segundos de vida miro aquel hombre responsable de todas las fechorías y internamente lo maldijo.

El hombre miro aquella mujer que habia logrado llegar al oceano en aquella pequeña barca, saco su arma y apuntó hacía a ella.

Es una verdadera pena—mencionó el hombre sin ningun lamentó. Una ola golpeó el barco sacudiendo a aquel hombre, el arma se disparó provocando una herida en el hombro de aquella mujer que aunque sangraba sonreía con victoria porque aquel hombre no habia cumplido su cometido.
Con la pequeña bebe aun en brazos aquella mujer miro hacia aquél cielo oscuro que era alumbrado de vez en cuando por relámpagos y por primera vez en su vida le pidió una sola cosa a Dios. Que asi como habia permitido que esta criatura naciera, tambien le permitiera vivir.
Navegando en naufragio mientras era golpeada incesantemente por las olas del mar su único deseo era que su pequeña hija viviera.

A un Océano de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora