Capítulo 12

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Los dias habian pasado y la joven rubia habia mejorado aunque no podia decirse lo mismo con su relacion respecto con su esposo. Ambos estaban siendo tan distante, mientras que Miu sentia el sentimiento de vergüenza por lo ocurrido, William se sentia culpable por privarle la libertad a su esposa. Cada uno estaba atado en su propio mundo lleno de pensamientos erroreos sobre el otro.

—Pronto llegaremos a Londres— le menciono el capitán a la joven mientras se acercaba—. Se que te encantara el lugar.

—Capitán, ¿podria hacerle una pregunta?

—Es respecto a William, ¿verdad? Se que ambos ha estado distantes, desde que pusiste un pié aqui no dejaba de vigilarte con la mirada, siempre teniendo cuidado de ti y ahora parece que no quiere verte, ¿tuvieron una disputa?

—Realmente no lo sé capitán, pero creo que de alguna forma lo heri—confeso Miu sintiendo tal dolor en su pecho—yo no se que hacer. Toda mi vida me han dado a detalle el actuar correcta ante una doncella, un duque, un jefe, incluso ante comerciantes y la prole. Sin embargo no se como entender a William, actuo como apropiadamente una esposa debe de ser sin embargo él no parece felíz.

—Y nunca lo sera... William nunca sera feliz mientras te vea atada a algo, él quiere que seas tu misma Miu. Quiere que le digas lo que hay desde el fondo tu corazón. No tienes porque atarte a ninguna ley para actuar con él.

Y entonces la joven rubia lo recordo, recordo cada una de sus palabras y el como le preguntaba su sentir, recordo lo sucedido y como fue que le repondio que estaba a él debido a ley de su família y aunque no fue algo directo supo de inmediato que lo habia hecho sentir mal por atarlo también a él.

—Sigo sin entender como deberia disculparme.

—Tan solo conversa un poco con él.

—¡Tierra a la vista!—grito un tripulante llamando la atención del capitán y Miu.

—Deberias alistarte, pronto llegaremos a tu nuevo hogar.

Le menciono el capitan con la esperanza que la joven captara sus palabras, Miu miro hacia William quien preparaba algunos asuntos con sus tripulantes luego su visya viajo hacia el pequeño puerto de Londres meditando en las palabras del capitán. Ahora aquello era su nuevo hogar y la verdad es que no lo aceptaba.

Desde la ventana del barco la joven observaba la gente del puerto de Londres llendo de un lugar para otro, tanta gente tan parecida a ella pero al mismo tiempo tan diferente, se terminó de colocar su velo y observó su reflejo en el espejo, en Japón sería totalmente apropiada, una mujer con mucha sofisticación y elegancia pero en Londres no era asi, se veía extraña y sería objeto de las miradas por su vestimentas, ahí estaba la línea de las diferencias.

—¿Estas lista?—.
pregunto William entrando a la habitación despues de tanto tiempo, ella giro a verlo con una media sonrisa antes de asentir en afirmacion con la cabeza—.El carruaje nos espera.

Miu dio unos cuantos pasos hacia la puerta pero de pronto se quedo quieta, tenia miedo de ser rechazada por todos como en su hogar, tenía miedo de verse tan diferente, ella tenia miedo de lo desconocido.

—¿Sucede algo?—pregunto William al notar que su esposa no le seguía pero ella simplemente estaba muda del miedo—. Miu, todo ira bien.

Dijo llamando la atención de la joven. Sobre su velo observo aquel hombre quien le habia ayudado y rescatado, observo aquel hombre que con una media sonrisa parecia arreglar absolutamente todo y por un momento todo se disipo.

—Quiero que me tomes de la mano—pidio la joven sorprendiendo a William por tal propuesta— todo esto es tan abrumador... Pero estar contigo alivia mi corazón, me hace sentir a salvo.

Y sin haberse dado cuenta con aquellas palabras tan simples hizo que toda culpa de William desapareciera. Todo el tiempo habia pensado que él le causaba temor perl ahora que se daba cuenta que no era asi se sentia tan alivia. Tomo la mano de ella asiendola sentir segura y a pasos lentos se fueron alejando de la puerta para encaminarse al puerto de Londres.
Durante el pequeño trayecto del barco al carruaje las miradas curiosas de las personas trataban de examinar aquella mujer que era la esposa del futuro duque, no podían creer que se haya desposado con una extranjera asiatica, querían ver cual era el lujo de allá pero la vestimenta y el velo cubría todo de la joven.

Miu observaba por la pequeña ventana al paisaje que Londres ofrecia, pequeñas casas bastante diferentes a la de su pueblo, bellos jardines, personas llendo de un lado para el otro vistiendo trajes y vestidos occidentales, algo totalmente nuevo para la joven.

-Pareces ansiosa.- expresó el joven mirando a su esposa.

-Todo es tan diferente, es algo muy fascinante.

-Una persona con mucha curiosidad pura en todo su esplendor, la encantaras a mi esposa.- declaró el capitán haciendo que ambos jóvenes se sintieran más tranquilos, si alguien pudiera dar una definición más exacta de como actuaría la gran mujer Barbara ese era su esposo Víctor.

-Hemos llegado.- declaró el joven después de un breve recorrido bajo del carruaje emocionado de mostrarle su hogar a la joven, le ofreció su mano para ayudarle a bajar.
Ella agradeció la ayuda y miro con cuidado todo su alrededor, una enorme casa de dos pisos, grandes jardines de diferentes flores, sin mencionar a la masedumbre que esperaba feliz la llegada de ambos hombres y curiosos por la llegada de la mujer.

-¿Donde se encuentra mi esposa?.- pregunto Víctor a la primera joven que vio cerca.

-La señora se encuentra.- un estruendo interrumpió a la joven todos miraron dentro de casa y entraron con notable preocupacion.

-Víctor cariño rápido ven arriba te encantará lo que hice.

Miu observó como una mujer de cabellos negros bajo las escaleras con emocion, su labios eran rosados sus facciones se veían muy jóvenes para su edad una enorme sonrisa adornaba su rostro, era una mujer hermosa pero muy poca refinada, su vestido estaba manchado de pintura mientras su cabello demostraraba ser un gran desorden, ella abrazo a su esposo y sin vergüenza alguna beso a su esposo enfrente de ambos jóvenes, William estaba acostumbrado pero para la joven rubia era algo ofensivo pero trato de no sentirse asi, después de todo era otro pais, otra cultura.

-Madre.

-Mi pequeño William.- dijo una bella voz con notable carisma y alegría.- ¿Como te atreves a casarte y no invitarme a tu boda?, me siento ofendida y pensar que tuve que enterarme por el impetuoso de Fred.

-Se supone que sería una sorpresa.- comentó algo sorprendido, recordó la vez que vio a su amigo por París y deseo haber tenido cuidado con sus palabras.

-Entonces, ella es tu esposa.- la mujer examinó a la joven de pies a cabeza.- Una mujer demasiada pulcra y refinada, no pensé que fuesen tus gustos.

-Madre, por favor.- suplico el joven que tuviese más cuidado antes su palabras.

-Por favor cariño, haber tu lindo...- Barbara quedó callada cuando retiro el velo de la joven y observó a toda una mujer hermosa de Londres, nada de lo que esperaba, miro las bellas facciones de la joven y su cabellera rubia.- Parece toda una mujer del ducado, dijeron que era una mujer asiática pero ella no.

-Es una larga historia.- interrumpió William antes que su madre prosigiera.- Miu mi madre, Barbara.

-Encantada.- expresó la joven con una breve reverencia.- Mi nombre es Miu, por favor cuidar de mi.

-Tu pronunciación es perfecta, creo que tendré mucho trabajo que hacer contigo respecto a otra cosas, ven mi pequeña haré de ti toda una mujer Benfind.

Barbara tomo la mano de la joven para llevarla consigo casi arrastrando.

-Vez, te dije que a tu madre le encantaría.

-En verdad parece emocionada.

-Y lo estara más cuando sepa que puede organizar tu boda, aún tienes un asunto que arreglar, futuro duque.

A un Océano de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora