Capítulo 25

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Desde ese día Williams sintió un deseo intenso por querer poseer a su esposa, sentía que se estaba volviendo loco por cosas tan simples como el verla a los ojos, escuchar su voz, el dulce aroma de su fragancia, su deseo era intenso pero no quería convertirse en aquella bestia llevaba por la lujuria y arrinconar a su esposa a algo que ella no quería, si bien aquel día el ambiente se torno tan cómodo y romántico algo como eso no se volvió a repetir ya que desde ese día Williams tuvo que ocuparse de los daños que el fuego había producido tanto en el campo como en sus hombres.
Por otro lado algo que últimamente le causaba bastante molestia era la presencia del archiduque, quería echarlo de su casa sin embargo no podía hacerlo ya que había sido la persona que arriesgo su vida para salvarlo sin mencionar que evitó que su esposa cometiera alguna tontería y debía ser agradecido por ello pero simplemente no quería tener a ningún hombre cerca de su esposa y menos a alguien cercana a la realeza.

—Williams, ¿estas bien?

Le llamó Miu a lo cual el joven miró a su esposa mientras bajaba los cubiertos, se había sumergido en sus propios pensamientos por querer a su esposa entre sus sábanas para luego cambiarlo por buscar una manera para deshacerse del  arquiduque.

—Si,yo solo meditaba un poco.

—Debe tener mucho de que preocuparse después de lo sucedido hace un par de dias—comentó el arquiduque antes de limpiar su rostro con una servilleta.

—Si, así es—comento mientras aclaraba su garganta para después tomar un poco del vino de su copa.

—Cariño, ¿necesitas descansar?

—Estoy bien—dijo tomando su mano para besarla— contigo a mi lado no necesito nada mas.

—Vaya que son románticos, algún día espero encontrar también a una buena esposa.

—Pensé que el gran archiduque ya se encontraba comprometido.

—Es un simple rumor, mi familia solo quiere unirme a alguien por beneficio político.

—¿Y no es eso natural entre ustedes, la gente de la realeza? —pregunto William con cierta burla a lo que él sonrió.

—Estas en lo cierto pero llámenme extraño si prefiero un matrimonio por amor antes que uno político. Si hay algo que mantengo bastante claro de mi madre es que ella siempre deseó que yo me casara con la persona que amará.

Miu guardo silencio por un momento pues le pareció un lindo deseo, aunque al principio ciertamente él matrimonio de ella con Williams no fue algo debido a sentimientos mutuos ahora entendía lo importante del amor en un matrimonio, no sólo era un sentimiento era una manera de vivir siendo feliz para siempre con la persona que comparte parte de ti.

—Es en verdad un deseo bastante noble.

—Ciertamente, a veces me pregunto si ella fue feliz en algún momento de su vida.

Williams noto la mirada de pena que su esposa le dedicaba al archiduque, pues sabía que tal vez se sentía identificada con la madre del arquiduque, recordó un poco acerca de su pasado, el como ella iba a ser despistada con un hombre que jamás había visto y como al final terminó casada con él, el hombre que por un simple accidente terminó ayudándola y desposando para evitar ser castigada como si fuese una criminal, recordó por todo lo que han pasado y se preguntó si en algún momento ella fue feliz.

—Debo retirarme, en verdad fue un honor pasar mi tiempo con los diques de Denfort, espero verlos en la banquete.

Nuevamente el arquiduque se despidió y se levantó para marcharse, Miu observó  al joven por un momento para después mirar a William quien había tomado su mano con algo de fuerza, sus miradas estaban fijas en una a la otra para ver al joven reír.

—Hay un lugar que aún no te e mostrado.

—Se que estas ocupado, podríamos...

—No, necesito enseñarte ahora mismo.

William tomo la mano de su esposa para guiarla por la parte trasera de la villa, recorrieron el gran jardín hasta llegar a un lago donde se encontraba un pequeño bote, Williams ayudó a su esposa a subir para después subir él para comenzar a remar hasta el otro lado del lado.

—Me dirás a donde nos dirigimos.

—Es una sorpresa.

—No suelo ser alguien que admira las sorpresas pero contigo se que me fascinada.

Él joven le sonrió y tal como le había ayudado a subir también le ayudo a bajar cuando llegaron al otro lado del lago, caminaron por un momento hasta llegar a una pequeña cabaña, la joven miró a su esposo quien le sonreí de una manera coqueta para después guiarla hasta el porche donde la ayudó a sentarse.

—Es un lugar bastante tranquilo.

—Lo verdadero interesante es llegar al anochecer.

—¿Por qué venir tan temprano si la sorpresa es hasta el anochecer?

—Me gusta estar a tu lado. Cuando era pequeño construí este lugar junto con mi padre, me dije que algún día viviría aquí con mi esposa e hijos, el solo me sonrió para darme un par de palmadas.

—¿Que se supone que significó aquello?

—Solo era un niño supongo que le dio gracia ya que era todo un rebelde incontrolable que no parecía disfrutar de la compañía de las damas, solía molestar mucho a las niñas nobles.

—Williams Denfort, ¿molestaba a las niñas?
—preguntó bromista la joven a lo cual el sonrió un tanto apenado.

—Solía atrapar ranas e insectos para colocarlos en sus cabellos.

—No harás eso conmigo, ¿verdad?

—Jamás, creeme que mi madre me disciplino bien después de haberla hecho llorar.

—Realmente parece algo que la duquesa haría.

—No tienes ni la más mínima idea... Ahora que lo pienso me preocupa que mis hijos se parezcan a mi.

—Creo que serán encantadores.

—Quiero que se parezcan a ti.

—No tengo nada bueno que ofrecer.

—Miu, eres todo en este mundo. Eres hermosa, inteligente, tu sonrisa es bella, tus ojos como el hermoso cielo, tu cabello es como el oro. Tu eres más valiosa que cualquier otra gema.

Él acarició su mejilla lentamente provocando un escalofrío en la joven se acercó a ella para besarla pero una brillante luz apareció frente a ellos, Miu se alejo para observar el gran jardín frente a ellos y ver como eran iluminados por las lurcieganas. Le pareció un espectáculo tan maravilloso, aun recordaba sus días en casa y como también eran iluminadas por tan hermosas criaturas y por un momento aquella felicidad se convirtió en tristeza cuando recordó a su hogar y a su familia, miro a Williams quien también la miraba con una media sonrisa pues al percatarse que su sonrisa se borro provocando un gesto de tristeza no pudo evitar sentir cierta culpa.

—Miu, ¿eres feliz?

Ella se sintió confundída por la pregunta de su esposo, pensó que la etapa de confusión e inseguridad ya había pasado pero se dio cuenta de su error, estiró sus manos y en un acto de valentía beso a su esposo para alejarse deseando que su respuesta fuera clara sin embargo para Williams aquello fue una completa invitación por lo que tomó a su esposa entre sus brazos para besarla con aquel deseo que tenía guardado.

A un Océano de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora