Capítulo 17

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Había sido un día libre de trabajo para William por lo que decidió pasarlo con su esposa, su trabajo últimamente lo había tenido ocupado, llendo de  lugar a otro que limitaba su tiempo con ella y eso lo había hecho de que se percatara del añoranmiento de su presencia, por lo que desde que despertó por la mañana estuvo detrás de ella como si su vida dependiera de ello, incluso cuando ella ya estaba ocupada con otros compromisos debido a su abuela, él no era el único que disfrutaba de la compañía de la joven rubia, la duquesa Anastasia le gustaba compartir su tiempo y darle lecciones, aquella presencia de la mujer entre la joven pareja fue algo que molesto a Bárbara, podía notar el anhelo en el rostro de su hijo por querer compartir tiempo a solas con su esposa por lo que primero debía deshacerse de la persona que se interponia en el camino.

—Madre e realizado una nueva pintura —se apresuró a bajar los escalones con la misma emoción que una niña pequeña —. Estoy segura que te fascinara.

—Ahora mismo estoy tomando el té—se limitó a responder, Bárbara no tenía tiempo para elaboradora planes o hacer un berrinche por lo que con su pincel que aún tenía entre manos mancho el vestido de su madre junto con su rostro.

—Ya no más, ahora ven a ver mi pintura.

—Barbara—le reclamo la duquesa mientras miraba a su hija quien fingía inocencia —si me disculpan tengo que retirarme.

La mujer con cierta ira guardada se marchó en dirección al segundo piso, la duquera barbara miró a mi hijo antes darle una palmada.

—Hoy es un día encantador, deberían ir de picnic.

Aconsejo la duquesa antes de marcharse, William sonrió queriendo agradecer de gran manera pero evitó el hacerlo, en cambio miró a su esposa quien aún con inocencia no comprendía la situación. Le ordenó a un par de sirvientes el preparar las cosas para levantarde y mirar a su esposa a la cual le extendió su mano.

—Mi querida esposa, ¿me haría el gran honor de acompañar en esta hermosa tarde a un picnic?

—Estaría encantada.

Hizo una leve reverencia antes de tomar su mano, le encantaba cuando Williams se mostraba como un noble en cierta manera él siempre es un caballero con ella había algo diferente cuando mostraba la etiqueta correcta, incluso sentía que cambiaba su tono de voz por uno más recto que la hacía querer reír pero lo que mas le gustaba es que sólo en esos momentos había un acercamiento, él siempre tomaba su mano para después envolverla entre su brazo para escoltarla, le abría la puerta y la miraba directamente a los ojos sin ocultar el hecho de que admiraba cada detalle de ella. Era un nuevo sentimiento, normalmente nunca le gustó ser observada pero la manera en la que el joven Williams lo hacía era tan diferente.
Al terminar de preparar su cabello y equiparlo con lo necesario para el picnic Williams ayudó a su esposa a montar sobre el cabello, calbagando nuevamente los dos juntos.
Ella podía oler perfectamente su colonia, era algo encantador y un tanto visioso, le gustaba como la sostenía con firmeza al ayudarla a bajar y esa leve sonrisa cada vez que aparecía un sonrojo en su rostro.

—Mi abuela no deja de decir lo maravillosa que eres —comentó el joven iniciado una conversación al notar el silencio de su esposa mientras colocaba la manta sobre el césped.

—Los alagos de la duquesa son todo un honor.

—No deberías ser tan modesta, sinceramente creo que tenga una excelente.

—¿Realmente lo crees así? ¿No cree que soy muy diferente a usted?

—Lo que hace a un buen matrimonio no es el prestigio ni las circunstancias del momento, es el respeto, los valores, los cariños y el amor que se está dispuesto a dar. Las diferencias puede parecer un punto de destrucción pero en realidad es un punto de unión, son completos de algo incompleto.

A un Océano de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora