Capítulo 22

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La mañana siguiente Miu desperto temprano, no podía consolidar el sueño a plenitud sin William a su lado, por lo que salió de la cama para dirigirse hacia el armario, durante la noche le había pedido a Martha que le explicarse todo sobre como podía ponerse la ropa por si misma sin mencionar que también quitarsela pues no pensaba volver a tener que esperar por ella para ser ayudada para pasar por otro momento incomodo. Por lo que tomo el vestido mas simple y sencillo para proceder a vestirse, cepillo su cabello para solo atarlo con una cinta y salió de la habitación con la esperanza de encontrar a William en los alrededores pues penso que ya se encontraba trabajando, salio de la casa para buscarlo en el jardín, saludaba al personal con una enorme sonrisa mientras caminaba en busca de su esposo pero al no encontrarlo fuera decidió volver, se detuvo en el camino al divisar a un hombre alto, este giro para observar a la joven con una sonrisa.

—Perdone ser inoportuno bella dama pero, ¿se encuentra el gran duque?

—No estoy segura de ello
—confeso—. Yo tambien le busco.

—Me parece oportuno, ¿le parece bien buscarlo juntos?

Aquella actitud can confianduza la hizo retroceder era como ver al conde Le Monique y aquello solo traía malos recuerdos, el joven noto su incomodidad.

—No me malinterprete madam, yo solo pensaba en...

El joven guardo silencio cuando las puertas se abrieron de par en par, el joven miro con una sonrisa al duque quien paso de largo para dirigirse a Miu, tomo su mano para acariciar su mejilla y colocando cada mechón rebelde detras de su oreja.

—Pero que grosero e sido. Lamento haber llego sin previo aviso grandes duques —se presentó el joven mientras hacía una reverencia en forma de saludo —. A su excelencia se le notifico su matrimonio y hemos venido a entregar un regalo.

—Pudieron haber esperado a mi regreso—Hablo Williams colocándose a un paso delante de su esposa como si el joven tuviese la intención de lastimarla. Aquello le causó gracia al joven rubio pues nunca pensó ver al gran despreocupado Duque siendo tan protector con su esposa.

—Su majestad ordenó específicamente entregar el presente—mencionó el joven mostrando la carroza —. No quiero ser inoportuno por lo que solo dejaré el presente y me marchare.

—De acuerdo —. William tomó el brazo de su esposa para dirigirse dentro. Miro a Daniel para ordenarle recibir el presente de su majestad el rey, si había algo que no toleraba era al rey mismo, eran parientes lejanos por parte de su madre y le alegraba ese hecho pues si fuesen un poco mas cercanos no lo dejarían en paz, pues todo el tiempo habían tratado de casarlo con una de las princesas para que todas sud tierras fuesen parte del reino. Detestaba a la gente ambiciosa mas que otro cualquier tipo de persona pues algo como la ambición nunca terminaba, era como un enorme pozo sin fondo.

—¿Te encuentras bien William? —pregunto confusa.

—No es nada.

—¿Quien era el hombre?

—Solo era un representante de su majestad el rey.

Aquello asusto a la joven pues sentía que lo había tratado de una manera tan mal educada, se levanto de golpe pero William tomo su mano para que volviese a tomar asiento.

—No te preocupes por ello.

—¿No es incorrecto no presentarse con educación ante un mensajero del rey?

—Estoy seguro que a Richard ni le molesto. Solo quiere terminar su trabajo cuanto antes.

—Deberíamos abrir el regalo y agradecerle a su majestad.

—No te preocupes Miu, estan son nuestras vacaciones. Su majestad puede esperar.

—Eso es ofensivo William.

—No te preocupes, enserio. Ahora terminemos nuestro desayuno y después veremos el presente, ¿de acuerdo?

Aquellas palabras tranquilizaron a la joven quien aceptó para continuar con su desayuno. Por otra parte Martha los miraba desde lejos quería seguir interponiendo entre la cercanías de los duques pero tras presenciar la escena de ayer no pudo evitar sentir cierta vergüenza cada vez que los miraba asi que ahora debía pensar en un plan para alejar a la duquesa aunque era difícil tomando en cuanta que William la seguía a todas partes.
Una vez terminado el desayunó, ambos se encaminaron hacia la gran sala donde Daniel había dejado el regalo, Miu miraba con una gran sonrisa la enorme caja tan bonita, cuando se acercó para abrirla su sonrisa se borro por completo pues dentro había una pequeña cuna al igual que objetos de bebes, William se acercó confuso para ver el interior y tomar una la nota.

"Mis hijos e hijas se han casado, y ahora que tu también lo has hecho todos esperamos con ansias a nuestros próximos primogénitos para poder unir nuestro lazos mediante nuestra descendiente"

William arrugó la nota antes de maldecir, miro la cara de su esposa quién parecia aún algo atonita por la situación y es que esos objetos la había hecho recordar sus verdaderos propósitos. William se acercó a ella con cautela y tomar su mano.

—Aquella vez en el barco se que dije que estaba dispuesto a darte tu libertad pero ya no quiero hacerlo.

Mencionó captando la atención de la joven.

—No quiero dejarte ir, ya no. Siento tantos sentimientos por ti que temo que me destrocen si tu te vas, no quiero que tengamos un bebé para que te vayas.

—Williams yo..

Miu se alejo de él, se sentía tan abrumada, tan confundida. Aquel regalo la había hecho recordar sus planes originales pero su corazón le gritaba que olvidara todo, se sentía tan divida.

—Tampoco quiero irme—le confeso—pero quiero volver con mi familia.

William se acercó a ella para tomar sus mejillas y limpiar con sus pulgares aquellas lágrimas que habían brotado.

—Entonces vayamos con ellos.

—¿Que?

—No me necesitan aquí.

—Pero eres el gran duque.

—Cualquier persona puede ocupar mi lugar pero nunca nadie podra tomar el tuyo. Quieres regresar, entonces eso hagamos.

—Pero yo,no lo se... William esto no.

—Si lo que siento por ti no es amor entonces no estaría dispuesto a abandonarlo todo solo por ti. Lo único que mi mente y mi corazón necesitan eres tu.

Ella le miro aun poco convencida por su decisiones, sentía que solo era un mero impulso debido a la situación, quería negarse y pedirle que lo pensara con cuidado pero cuando él se acerco para besarla de una manera tan apasionada se dejo llevar olvidando todo el sentido de la razón. Y es que ella se sentía igual, que sin él podia desfallecer pero no quería admitirlo, debia mantener la calma y tratar de concibier a un hijo para ser libro. Debia volver a centrarse en sus propias metas.

—No hace falta que vayamos, solo quedate conmigo.

Mencionó la joven mientras lo abrazaba sin evitar observar aquella caja y muy dentro de su pecho un enorme dolor creció dejándola sentir culpa acompañada con tristeza. Debía mantener fijas sus prioridades y le dolía tratar de convencerse que William no pertenecía entre esa lista.

A un Océano de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora