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Guanajuato

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Guanajuato.

El siguiente estado era uno de los más problemáticos que México tenía. Era impresionante lo mucho que había combinado y todos los problemas que traía encima que todavía lo mantenían de pie. Si fuera otro, ya estaría en una cama de un hospital. Era afortunado de todavía estar ahí con su padre y que este no lo haya internado en un hospital de rehabilitación hace tiempo.

—He logrado que Guanajuato tome sus pastillas. Hace tiempo tenía muchos problemas de agresividad y violencia hacia cualquier persona... Incluso hacia mí. Es complicado pero, se que él está tratando de mejorar. —México habló, sonriendo nervioso sobre lo que le iban a decir.

Guanajuato no decía nada. Prefiera mantener el silencio por si algo de eso lo mandaba al psiquiatra. Cruzando sus brazos, molesto de que andén revisando cada pequeña grieta en su piel en su rostro de repente. La cercanía de otro ser humano le molestaba, más si toqueteaban su rostro.

—Uno de sus ojos está rojo. Es necesario que se coloque unas gotas que le daré después. En el caso de Guanajuato es por las grietas en su rostro que están cerca de su ojo, podría causarle una ceguera permanente. —avisó, apuntando así el caso de Guanajuato para que se le recetara un medicamento oftalmologico.

Pasando a lo siguiente, Guanajuato se levantó de mala gana, yendo dónde le decían para no causar más problemas. No iba a pelearse ese día con nadie, no tenía ganas de absolutamente nada. Solo quería llegar a casa y dormir unas horas más.

—La violencia en Guanajuato ha ido en aumento, es preocupante también por él. En estos casos se realizaría una intervención de rehabilitación. Todo lo que Guanajuato tiene en su expediente es... Problemático. Dejó ciego a uno de sus hermanos hace seis años, atacó a golpes y con armas blancas a estados de otros países. —se le explicó a México mientras se le daba la inyección al estado.

—Lo de Tamaulipas fue accidente. —Guanajuato recordó, mirando a su padre.

—No fue un accidente, Guanajuato. —México regañó. —Lo hiciste a propósito, lo sabes.

El guanajuatense solo suspiró molesto. Si, tal vez si había atacado a su hermano por mero placer de ver qué pasaría, y además porque andaban peleando. Vio el objeto afilado que tenía a la mano y decidió usarlo. No fueron meses de diversión en aquel reclusorio para estados/provincias problemáticas.

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