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Puebla

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Puebla.

—Angelito, ven, mi amor. —llamó a su estado con una sonrisa. El poblano dejó a su hermano, yendo con su padre con la sonrisa más bonita, emocionado de lo que le iban a decir. Puebla era conocido como el angel de la casa, esto debido a la historia detrás de la creación de su ciudad. Se decía que fue construida por los angeles, y se le quedó el apodo.

Era un estado muy adorable, platicador que amaba ir de un lado a otro hablando sobre sus intereses no importaba si el otro estaba escuchando o no. No importaba mientras esté sacando todo de su pecho. En la revisión, hacía varias preguntas con mucha curiosidad o se levantaba, no podía quedarse quieto. Desde pequeño México había notado esa hiperactividad en Puebla.

—No, no. Puebla no hace daño a nadie, es como un panecito. Solo está por la casa haciendo sus trabajos como le digo, es muy energético y responsable. —halagó a su pequeño quien asintió sonriendo.

—¿Cuánto tiempo de trabajo tienen?

—Solo dos horas al día.

Asintió. —Los estados siguen siendo como jóvenes adultos, es normal que no sean maduros para la edad que tienen. Con el tiempo irán entendiendo que su trabajo no es un juego. —explicó.

Los estados ya debían de entender que lo que hacían era serio. Representaban todo un territorio y para hacerlo peor, también a su padre, que debía de representar a los treinta y dos por igual. Con el tiempo las risas se iban a convertir en llanto de desesperación debido al estrés.

México ya se los había dicho con la frase típica de "Cuando yo ya no esté aquí, ustedes deberán hacerse cargo." Cuando él no esté aquí. Cuando su padre fallezca. Era una idea que no tenían en la cabeza debido a la edad de su padre. No podían morir, y eso era cierto, no podían fallecer a menos que sea por un caso extremo de destrucción del territorio desde dentro.

Los estados no sabían los privilegios que tenían al ser estados de México. Era el único país que consideraba a sus estados como sus hijos, y que los cuidaba con su vida. Otros países y sus divisiones solo eran trabajadores, no se referían a ellos como "padres" así que era común que varios países se confundieran por el trato que México le da a sus estados.

"Mis niños" "mis pequeños" "mis hijos" "mis bebés" eran las formas en las que México hablaba de ellos en las juntas.

"Mis niños" "mis pequeños" "mis hijos" "mis bebés" eran las formas en las que México hablaba de ellos en las juntas

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𝐇𝐈𝐉𝐎𝐒 ! estados de México.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora