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----------------- 𝐇𝐈𝐉𝐎𝐒 🇲🇽

Los estados miraban celosos la escena de su padre jugando con las provincias de Argentina, desde hace cinco horas estaba ahí jugando con ellos sin parar, casi olvidando que ellos estaban ahí con él. México no podía evitarlo, esos pequeños eran su vida también, le gustaba jugar con ellos todo el tiempo que Argentina los dejaba.

Los pequeños amaban también ir a casa de México, siempre había muchas cosas que hacer, y les gustaba molestar a los estados, mayormente cuando estos se molestan, los estados tratando de calmarse para no agarrar a golpes a las provincias, eso sería catastrófico para ellos, México no tendría compasión alguna con ellos si hacen eso.

—No, mi amor, no hagas eso, pequeño, lastimas a papi.—México dijo, sosteniendo a Chubut en sus brazos quien jalaba de su cabello para escalar su cuerpo hasta sus hombros, quería ser cargado. México sonrió, cargandolo y dándole muchos besitos en la mejilla, haciendo que se ría tierno por las cosquillas que eso causaba.

Chubut miró, asustado de las miradas llenas de odio de los estados, se escondió en el pecho de México, temblando.

—¿Qué pasa, pequeño?—Preguntó, volteando y viendo cómo sus estados miraban como jugaba con las provincias de Argentina, cargandolos en todos lados, solo dándoles besitos y abrazos.

Ellos querían eso también, aunque se arrepientan después, pero no querían compartir a su padre, mucho menos con las pequeñas bestias que Argentina tenía como hijos.

—Se deben de quedar aquí unos momentos solitos, ¿Si? No tardaré mucho tiempo.—Bajó a los pequeños de sus brazos, dejándolos ahí para que jueguen entre ellos. Los estados al ver que se levantaba, se alejaron, yéndose a otro lados para que México no vea que andaban celosos viendo cómo jugaba con otros.

México se acercó a ellos, no era tonto, sabía lo que pasaba.
—No tienen porque fingir que no estaban viendo. Entiendo que puedan estar algo celosos, pero no es mi intención hacerlo, puedo jugar con ustedes de la misma forma.

—No somos niños, papá.—Guerrero habló.

—No, pero no quisiera que odien a las provincias de Argentina porque juego con ellos. Son pequeños, les gusta jugar, y no están haciendo daño, solo quieren estar ahí, tal vez puedan jugar con ellos algún día.

Se sabía que eso no era una buena idea para comenzar, pero solo aceptaron.

—Quiero que se lleven bien, los dos. Tal vez puedan cuidarlos, son chiquitos, a veces algo infantiles y algunos de ellos son mayores que ustedes, pero no causan problemas, además-

—Ese wey se está comiendo una flor.—Sinaloa apuntó a uno de ellos.

México se volteó, encontrando al pequeño Chubut arrancando flores para ponerlas en su boca.

—¡Chubut, no!—Se acercó corriendo, agarrando al pequeño en brazos, haciendo que lo escupa.—No, no, eso no se come, mi amor, ¿Por qué hiciste eso, mi corazón? Ven, te daré unas galletas.

Apenas dijo galletas todos se levantaron, yendo con México. Ellos también querían galletas. Siguieron a México hasta la cocina, ignorando a los estados por completo.

Tenían que aceptar que su papá cuide de otros al parecer. Ya no eran pequeños ellos para que estén así en los brazos de su padre... O si lo eran, México lo aceptaría.

𝐇𝐈𝐉𝐎𝐒 ! estados de México.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora