𝐇𝐈𝐉𝐎𝐒 ! estados de México.

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México dormía plácido en su cama, tranquilo, eran las siete de la mañana todavía, había trabajando toda la noche, por lo que era obvio que estaba cansando, iba a dormir todo el día si era necesario para recargar todas sus energías perdidas en la noche. Iba a seguir en ello, hasta que escuchó su alarma.

La iba a ignorar, esperar a que se apague para seguir durmiendo, pero todo eso se interrumpió cuando su habitación fue invadida en segundos por todos sus estados, entrando de golpe para tirarse sobre su padre.

—¡Feliz cumpleaños, papá!—Dijeron varios al mismo tiempo, casi tirando a su padre fuera de la cama. México dormido, no entendía que pasaba, le dolía la cabeza de lo tan repentino que lo sacaron de su sueño.

—¿Qué día es?—Preguntó, dormido, sentado en la cama, viendo cómo sus estados se andaban peleando para abrazarlo.—Uno por uno, mis amores, no puedo abrazarlos a todos al mismo tiempo.

—¡Es su cumpleaños!—Nuevo León dijo, sonriendo en grande a su padre, abrazándolo.

—Cumple 211 años, un año más viejo, papá.—CDMX respondió después, sentandose en la cama al igual que todos sus demás hermanos.—Es el inicio de su independencia, papá, es importante también para nosotros.

México sonrió, recordando después el día que era. Le dió un besito en la frente a cada uno de ellos, saliendo de la cama después para poder ayudarlos como siempre como todas las mañanas.

—Se que quieren estar junto a mi todo el día, pero me tengo que bañar, esperen aquí o donde quieran. No me iré a ningún lado.—México dijo, riendo por el como se aferraban a él, como si nunca antes lo hubieran abrazado.

México salió del baño después de unos minutos, vistiendose, su teléfono parecía que iba a explotar de todo lo que recibía por su día, los primeros mensajes que respondió fueron los de Argentina, sonriendo por lo que le decía, lo amaba. Saliendo de ese pequeño espacio, volvió con sus estados, teniendo ese día para ellos, mañana la pasaría con Argentina, pero ese día lo quería con sus pequeños.

—Mmh, tienen que aprender a cocinar desde cero, pequeños, ya les he dicho.—Habló, viendo que sus estados le ayudaban con la comida.—Cuando yo ya no esté aquí con ustedes...

Lo miraron de inmediato al escuchar eso.
Les daba miedo cada que Mexico decía algo como eso, a veces llegaban a pensar que algún día podía pasar, pero no lo creían posible, habían países mayores que su papá, así que no se asustaban tanto al recordar aquello.

Ahora solo querían pasar el día especial de su papá con él.