0 3 9

1.3K 149 9
                                    

Tamaulipas andaba tratando de hablar con su padre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Tamaulipas andaba tratando de hablar con su padre. México revisaba los documentos que le habían dado sus niños así que no tenía tiempo para perder. Tamaulipas pasaba frente a la oficina de su padre, de un lado a otro varias veces para captar su atención. A veces asomaba su cabecita para ver dentro y seguía su camino para después volver.

— Tamaulipas, mi vida, ¿Qué estás haciendo, corazón?— le preguntó sin alzar la cabeza. Tamaulipas sonrió, entrando a la oficina para acercarse al escritorio. México lo miró ahora, esperando ya la petición de permiso para salir o de dinero para que vaya a comprarse sus papitas con sus hermanos.

— ¿Puedo hablar con usted? No es nada serio… o al menos eso creo, la neta no creo que sea serio, pero. — se quedó en silencio, sentándose en una de las sillas de ahí y acercándose al escritorio con la silla. — ¿Puedo?

— Adelante, mi amor. ¿Es algo que te preocupa? — preguntó, dejando de lado su trabajo para escuchar a su hijo.— dime.

— Eeh… Yo quería saber si usted me da permiso para… — se quedó pensando en si decirlo o no. Quería ya escupirlo de su pecho. — Ya sabe, de que yo pues, t-tenga ahí un noviecito y de casualidad ahí de paso me dé permiso para ir a verlo, no lo sé. — habló en voz baja mirando hacia abajo y abriendo sus manos, expresándose también por medio de ellas.

México se quedó viendo a su hijo por unos buenos momentos.

— ¿Novio? — la forma en la que preguntó asustó un poco a Tamaulipas, pero era el tono de voz serio de su papá. — Tamaulipas, sabes que yo siempre voy a aceptar que ustedes tengan sus noviecitos mientras que me cumplan con su trabajo y su medicación más que nada, ¿Ya tomaste tus pastillas del día? — preguntó, colocando sus manos sobre el escritorio.

— Lo iba a hacer en unos minutos de hecho.

— La pastilla se toma después del desayuno, mi amor. Ahora son las cinco de la tarde.

— Ay, chale. Mire, le prometo que ya me tomaré mis pastillas a tiempo, solo por hoy deme permiso para ir a verlo y vuelvo temprano — trató de hacer que su padre acepte.

México suspiró.

— ¿Y no me vas a decir quién es? No te puedo dejar ir sin saber con quién andas. No voy a dejarte andar con alguien peligroso, solo te digo.

— Yo… — se quedó otra vez pensando en si era buena idea. — Es una provincia.

— Más vale que no sea de Argentina.

— ¡Es mejor! — alzó sus bracitos. — s-sin ofender a los demonios de su esposo, pero-

— Solo dime de qué país y como se llama, Tamaulipas.

— Es Fujian de China. — respondió rápido, levantándose de la silla listo para salir huyendo de ahí en caso de que su papá lo mate por estar saliendo con los hijos de su ex-esposo.

México se quedó viendo a Tamaulipas, sorprendido y sin palabras de lo que había escuchado. Hacía mucho que no tenía tales noticias, el creía que podría ser una provincia de un país asiático o incluso de Canadá, pero no se imaginaba que estuviera con una provincia de China.

— Bueno. Fujian es un buen joven, sin embargo, solo espero que China esté enterado de la relación que ustedes dos tienen o podría ser un problema grave. Me pondrían en problemas con China. — México le dijo para recordarle.

— Él está encargado de eso.

— Tamaulipas, tienes que ir a hablar con China en caso de que no sea así. China es muy estricto y duro con sus hijos, no te sientas mal si no te acepta a la primera. Claro que puedes salir con Fujian, por mí está bien, pero podrías tener problemas con China.

México mantenía una buena relación con China a pesar de su ruptura hacia años atrás - bastantes años - para él no había problema que Tamaulipas este con uno de ellos, sin embargo le preocupaba que China se enoje con él. Conocía al asiático y era muy estricto con sus reglas, a pesar de que China convivio con sus estados no creía que fuera lo mismo que en ese tiempo.

Cuando China y México eran pareja, los estados al principio no les agradaba mucho como siempre, con el paso de las semanas comenzaron a aceptar a China como parte de su vida diaria. Siempre estaba al lado de su padre, muy raras veces China le mostraba afecto a México en frente de ellos, prefería que fuera algo privado.

Los estados constantemente miraban como su padre se volvía más suave con China, a pesar de ser increíblemente más alto que él asiático, parecía que China tenía todo el control en su padre.

Nunca supieron porque terminaron si se veían felices juntos. Algunos dicen que China le terminó a su padre por asuntos de trabajo, otros que fue culpa de terceros.

Lo único que notaron fue un gran cambio en México durante unos meses, dando a ver qué realmente le había afectado la ruptura con China. México de verdad lo amaba, lo amaba más que a nada, le prometía todo, hasta su vida propia.

Algo que los estados no podían negar era que China los trataba muy bien, cómo a sus propios hijos. Los cuidaba, les hacía de comer e incluso jugaba con ellos cómo lo haría un padre. En ocasiones los abrazaba por unos minutos mientras les acariciaba el cabello, hablaba con ellos y los escuchaba.

Duraron un largo tiempo juntos, México en esos tiempos estaba apenas aprendiendo a como tratar a sus estados, a cómo salir de ese círculo de agresividad hacia ellos por lo que se daba descansos para pensar primero.

China se quedaba con ellos, otorgándole a los estados lo que México no les daba.

Le tenían un gran aprecio a China porque estaba ahí en momentos difíciles dónde México nunca estuvo presente.

Hasta Yucatán tenía un fuerte lazo con China.

Por esas cosas, nunca llegaron a conformarse con otro novio de su padre, mucho menos con Argentina.

𝐇𝐈𝐉𝐎𝐒 ! estados de México.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora