𝐇𝐈𝐉𝐎𝐒 ! estados de México.

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La cena de año nuevo siempre era caótica en la mañana ya que el hacer la comida implicaba que tenían que ayudar a su padre, y más en ese tiempo donde Argentina llegaba con sus provincias a cenar, así que la comida tenía que ser abundante para llenar a las dos familias. Los estados no querían compartir mesa con los argentinos jamás, pero así tenía que ser desde hacía veinte años.

— Quiero que se comporten con los hijos de Argentina, por favor. El año pasado no terminó nada bien. — México les recordó mientras cocinaba. — por esa razón no van a tener ninguna gota de alcohol en la noche... Porque le hicieron comentarios horribles a Argentina y porqué emborracharon a su hermanito.

Los miró algo molesto.

— Lo de Quintana Roo no fue nuestra culpa. — EDOMEX habló mientras se comía los ingredientes que Veracruz estaba cortando. — ese wey se puso pedo por su cuenta, cuando le dijo que no porque está chiquito.

Veracruz le dió un manotazo en la mano para que deje de comerse las cosas.

— Aún así. Los comentarios que le hicieron a Argentina no fueron nada buenos. — les recordó, siguiendo con lo suyo. — Ya vamos para otro año juntos, no pueden seguir con ese comportamiento hacia él. Es mi esposo y lo van a respetar como a los otros... Cómo a China.

— Pero China no tenía hijos que parecían poseídos por el demonio. — Puebla se quejó estando por ahí cerca. — ¿Por qué no podemos cenar solo nosotros?

— Porque Argentina es de la familia, mi amor.

México quería que entendieran que no iba a haber más rupturas. No iba a dejar a Argentina, lo amaba con todo su ser y su vida, era lo mejor que le había pasado y no iba a dejar que lo alejen.

Al terminar con la cena, tuvieron que ir a bañarse y vestirse. Argentina llegaría a las ocho de la noche, por lo que era necesario empezar a ordenar todo, a preparar su vestuario de la noche.

— ¿Se me ve mucho la chiche en este suéter? — Nuevo León preguntó, mirándose al espejo de su habitación.

— ¿Qué importa eso?

— Es que el año pasado una provincia me mordió.

— ¿Quién?

— Santiago del Estereo. — respondió.

Cuando llegaron las provincias de Argentina ya todo estaba listo, entraron casi corriendo para ir en busca de México, empujando a los estados que se encontraban de por medio para ir con su otro padre. Argentina no llegó a decirles que se comporten cuando ya todos estaban dentro.

La cena como siempre avanzó bien al principio, era plática normal entre risas de vez en cuando hasta que llegó la noticia que México quería darle a sus estados junto con Argentina. Era una sorpresa que querían darles para empezar un buen año.

— Solo quiero darles una buena noticia. — México habló, viendo a sus hijos quienes prestaron atención a lo que iba a decir. — espero que se lo tomen de buena manera, es algo que he estado pensando mucho.

— ¿Se van a divorciar? — Michoacán preguntó con una sonrisa, causando risas en los estados que pronto se callaron al ver la expresión de seriedad de su padre.

— No. No me voy a divorciar de Argentina. — respondió, suspirando después.

— Voy a tener un hijo de su padre. — Argentina decidió soltar de repente al no poder sostenerlo dentro más tiempo.

De repente todo se quedó en un gran silencio, haciendo que todos dejen de comer de repente. ¿Por qué pensaron que era una buena idea decir esa noticia en la cena de año nuevo?

— Gracias, mi amor. — México le agradeció al del sol, acariciandole la mano para que se tranquilice. — se que es difícil para alguno de ustedes asimilar la noticia, pero es algo que he estado hablando con Argentina desde hace meses. Fue planeado y queremos que se lo tomen de la mejor manera.

Ninguno de los dos lados había aceptado la noticia.