Capítulo 8

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Dominick

Miro con rostro serio a Katherine, su mirada se ilumina al verme pero a juzgar por las botellas alrededor de ella y su amiga no creo que este en sus cinco sentidos, me mira unos segundos para después empezar a reírse.

-Creo que ya estoy bastante ebria- arrastra las palabras, sí, definitivamente está ebria- empiezo alucinar con que mi esposo está aquí enfrente mío-

Su amiga asoma gira la cabeza en nuestra dirección, sus ojos se detienen en Boris y descaradamente lo repasa de arriba abajo.

-Creo que yo también estoy alucinando- se ríe- empiezo a ver a borisconda aquí-

Mi amigo y yo fruncimos el ceño ante lo que dice, ¿borisconda?

-Shh- le dice mi esposa a su amiga mientras se pone un dedo en sus labios- recuerda que es un secreto-

-Bien, suficiente- las corto a ambas antes de que hagan una locura- no más alcohol para ustedes- me acerco a Katherine y le quito la botella de la mano- estas ebria-

-¡No estoy ebria!- refuta de inmediato, se pone de pie para demostrar su punto se tambalea pero logra mantenerse en pie- ¿ves?, estoy- le da un ligero hipo- perfectamente bien-

Aprieto mis labios para que una sonrisa no salga de mis labios, incluso estando ebria no deja de ser terca. Además, ¿por qué han bebido tanto?, eso lo averiguaré después cuando esté más cuerda y sobria.

-Encárgate de su amiga, nos iremos al hotel- le digo a mi amigo- no podemos dejarlas en ese estado, son capaces de tirarse de este piso pensando que pueden volar-

-¿Por qué me toca con la hobbit borracha?-

-Tú insististe venir, ahora te aguantas- me acerco a Katherine- ven, vamos-

-¡No iré a ningún lado contigo!-

Suelto un suspiro exasperado mientras ruedo los ojos, pondré de recordatorio que, Katherine no vuelva a beber se vuelve más testaruda y terca de lo usual.

-¡Bájame poste de luz, alemán!- me giro para ver que mi amigo se ha echado al hombro a su amiga- ¡te demandaré!-

-¿Así? ¿Y porqué?-

-Por tener un maldito trasero de ensueño, debería ser ilegal, ¿lo sabes?-

Boris no puede contenerse más y se empieza reír, me da un asentimiento para empezar a llevarse a Alana que vocifera a los cuatro vientos que lo demandará, miro a mi esposa ebria que todavía frunce el ceño y me mira con obstinación.

-Venga vamos- la animo a que nos vayamos, pero cruza sus brazos sobre su pecho, mirándome con desafío.

-No quiero-

Suelto un suspiro exasperado

-Bien, será a la mala- culmino.

Antes de que ella pueda replicar, tomo sus piernas y la hecho a mi hombro suelta un grito de sorpresa removiéndose y golpeando mi espalda para que la baje.

-¡Bájame bestia!-

-No hasta que te calmes y deja de moverte-

-¿O si no que?-

-Azotaré ese lindo trasero que tienes por cada golpe que me des- me da dos golpes en la espalda- bueno te lo advertí- le suelto dos azotes en ambas nalgas, escucho como se queja pero deja me moverse y golpearme, paso mi mano por sus nalgas- sigues teniendo un lindo trasero, hase-

-Te odio- susurra por lo bajo, podría jurar que en estos momentos está haciendo un puchero.

-No, no lo haces y deja de hacer pucheros- digo divertido

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