Capítulo 38

26.7K 1.7K 86
                                    

Katherine

Bajo por la escaleras que van hacia las mazmorras, silbando mi melodía favorita de cuando me adentro en mi papel de La Diabla, quería hacerle una pequeña visita a mi querido y amado suegro. Llego a la zona de las mazmorras, donde desde a lo lejos puedo escuchar los gritos de dolor de Conrad, sonrío al saber que mi marido está aquí.

Esto será divertido

Han pasado un par de semanas, desde que Conrad intentó escapar y de que sabemos que Armin, uno de nuestros hombres nos está traicionando por la escoria esa. Me adentro al pasillo, hasta llegar a la mazmorra de mi suegrito, no dejo de silbar y tararear la melodía. Sonrío, al ver a mi esposo en su turno de tortura hacia Conrad, veo como lo golpea con un tubo metálico por alguna parte del cuerpo.

Dominick, había decidido darle una lección a mi suegro por intentar a escapar, así cada dos o tres días, se encargaba de torturarlo tanto físicamente como psicológicamente.

-Reconocería esa melodía en cualquier lugar- escucho la voz de mi esposo, se gira para verme y sonríe- hola, hase-

-Hola, teufel-

Me acerco lo suficiente, para que Dominick tome mi cintura y se adueñe de mi boca como si no nos hubiéramos visto en días, su lengua entra en contacto con mis labios y automáticamente los abro, dándole permiso para adentrarse, suelto un gemido cuando chupa mi labio inferior. Sonríe, al verme con las mejillas coloradas. Me besa rápidamente, antes de volver a su trabajo.

-Hola, suegrito- digo en tono alegre- ¿Qué tal tu estadía aquí?-

-Jodete- es lo único que responde

-Hey- mi esposo le asesta una patada en su estómago- más respeto a mi esposa-

-Teufel, ¿me dejarías a solas con él?- lo miro- tengo un par de asuntos que tratar con él- coloco mis manos en mis bolsillos.

Mi esposo no cuestiona en lo que quiero hablar con Conrad, sabe que le diré después. Asiente, me besa una última vez antes de susurrarme en mi oído.

-Cuando termines, te espero en nuestra habitación, desnuda-

Sonrío y arqueo una ceja, en desafío.

-¿Es una orden?-

-Creo que eso ya lo sabes, hase- arquea una ceja en mi dirección- no querrás a tenerte a las consecuencias-

-Lo pensaré- es lo único que respondo- quién sabe, al final no decido hacerte caso-

-Entonces, no digas que no te lo advertí- besa mi cuello- voy a disfrutar, poner ese trasero tuyo de un color rojo muy bonito-

-Ya veremos eso, teufel- respondo- al final se pueden intercambiar los papeles-

-No me opondría a eso- sonríe- disfruta, tu turno-

Con eso se va de las mazmorras, silbando y tarareando la misma melodía que yo, me río. Al final de cuentas, las mañas si llegan a pegarse. Miro a mi suegro de arriba abajo, tiene varios golpes que ya han sanado pero los nuevos están floreciendo, cortes superficiales que sangran y manchan el piso.

-Estas hecho mierda, más de lo que ya eres-

-Eso es un halago, viniendo de ti, querida nuera- espeta burlón- ¿Por qué no me torturas de una vez? Así acabamos con el problema-

Chasqueo la lengua, mientras sonrío. Camino por la mazmorra, mirando cada uno de los artilugios que trajo mi esposo para el castigo de Conrad, algunos son sangrientos otros, no tanto.

-Que impaciente, suegrito- tomo un cuchillo y comienzo a jugar con la punta del filo en mi dedo- sabes que conmigo, las prisas no van- me recargo en la mesa- pero tengo una pregunta-

Volver a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora