Capítulo 43

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Katherine

Decir que tengo una resaca es poco, parece que tengo un concierto de varias bandas de heavy metal en la cabeza. Masajeo mis sienes para calmar la punzada de dolor, Rea me entrega un vaso de agua y un par aspirinas las tomo pasándolas con agua.

-Dios, no puedo creer que haya sucedido todo esto- digo mientras pongo mi cabeza en la mesa- Sam, agradece que la mayoría de nosotras tenemos una resaca descomunal, si no te asesinaríamos-

-Joder, ¿yo que iba a saber?- responde mi hermana menor- Al menos no se enteraron de los tatuajes- nos señala a mí, Rea y Alana- si no, la sorpresa se arruinaría-

-Y yo te mataría, Lang- dice Alana- pero, ¿creen que les guste?-

-Les encantará- respondemos Rea y yo al mismo tiempo.

-A Dominick, le dará un infarto pero estoy segura que le gustará- sonrío

-Igual a Sevastien- sonríe- más sabiendo el significado que tiene-

Veo a mi hermana dar vueltas por todo la sala, revisando su teléfono.

-No hay señal de que lo haya visto- dice- ¿Se verá mal si lo borro?-

-¿Qué tanto le dijiste?- pregunta Lía.

Sam, coloca su teléfono en la mesita de centro y le da play al audio, el ruido se escucha al principio, segundos después se escuchan la voz borracha de mi hermana.

-¡Eres un maldito témpano de hielo! ¿Lo sabías?- comienza- ¡Te odio pero también te amo, hielo del polo norte!- aprieto mis labios para no echarme reír- Si, lo admito. Me enamoré de ti Elliot Wagner, no sé cómo pero sucedió. Cuando lo único que quería al principio, era que me follaras con ese gran pito que tienes y esas bolas que estrujaría en mis manos cuando te hiciera una mamada- suelta un ligero hipo- que por cierto, las Lang, damos unas mamadas de ensueño-

-Oh, por dios...- exclama Karla- soldado caído-

Nos reímos por lo bajo, sin dejar de escuchar el mensaje de voz.

-Estoy muy ebria, así que lo más probable es que no recuerde nada de esto a la mañana siguiente pero si lo hago, me moriré de vergüenza. Así que si lo escuchaste, ignórame- se ríe- así no será incómodo...- entonces la línea se corta.

-Bueno...- comienzo- pudo haber sido peor-

-Peor será, si lo escuchó- exclama Sam, tapa su rostro con sus manos- mierda, ¿en que estaba pensando?-

-En el tamaño de su pene- responde Vivianne- nosotras hemos hecho locuras, estando ebrias, las declaraciones de amor suelen ser una de ellas-

-No está mal, admitir lo que sientes Sam- dice Karla- peor sería, que vivieras en negación-

-Aparte, eres de las mujeres que busca lo que quiere- digo- desde un principio, te has interesado en Elliot, ¿qué es lo que te detiene?-

Veo como mi hermana baja su mirada al piso y de inmediato sé lo que ocurre.

-Fueron mis padres, ¿no es así?- pregunto, asiente sin mirarme- Hay, Sam-

Envuelvo a mi hermana en un abrazo, siento como ligeras lágrimas caen en mi cuello pero las ignoro. Samia es difícil de destruir, pero algunas veces mis padres lograron bajarle la autoestima hasta el suelo de formas que no le desearía ni a mi peor enemigo, nadie merece ser tratado ser amigo. Beso el topo de su cabeza, sin dejar abrazarla. Una parte de mi, siente culpa por haberla dejado sola todos estos años, pero no podemos cambiar las cosas del pasado.

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