Volver a ti

Un amor nacido en el infierno

Sam

Me paro detrás de la puerta de la habitación del témpano de hielo, sin saber que hacer realmente. Todo esto es un caos. Se supone que esta noche debería ser la noche de mi hermana, su momento como artista para brillar, pero la tragedia tuvo que ocurrir. El tiroteo en la galería dejó muchos heridos y muertos. Dominick protegió a mi hermana de las balas, ahora se encuentra en riesgo. Pero aún así mi mente no deja de procesar lo ocurrido.

Elliot me salvó la vida, llevándose una bala en el proceso.

Ni siquiera fui consciente en qué momento ambos acabamos en el piso, con él cubriendo mi cuerpo con el suyo, estaba más cerca de los ventanales cuando las balas comenzaron a impactar.

-Vamos, Sam...- digo para mí misma- tú puedes, solo le das las gracias y lo besas como muestra de gratitud-

Ya si las cosas terminan de modo sexual, no me opondré.

Tomando la valentía que carezco, tomo el pomo de la puerta y la giro, entrando a la habitación sin preguntar, sin tocar, solamente entro.

Esa manía de Katherine, de entrar sin tocar. Se contagia.

Pero mis ojos y mi mente no estaban preparados para la siguiente imagen. Veo al témpano de hielo, de espaldas a mí. No lleva la camisa puesta, detallo su musculosa espalda desde sus hombros anchos, hasta ese trasero que me gusta admirar cuando está distraído, los pantalones negros lo resaltan muy bien. Veo que tiene el brazo vendado.

Por Lucifer

Que pecado tan bueno

Cuando se da la vuelta, sus ojos verdes se conectan con los míos. Nos miramos un par de segundos sin decir nada, hasta que él rompe el silencio.

-¿Qué haces aquí, Sam?-

Me tomo un momento para admirar la parte delantera de su cuerpo, tiene el abdomen bien definido con una ligera capa de vello, necesito pasar mi lengua por ahí.

¡Urgentemente!

Carraspeo, para recuperar un poco la cordura y no dejarme llevar por mis hormonas locas necesitadas por sexo de ese hombre.

-Venía agradecerte- trago saliva- por haberme salvado-

El simplemente se encoge en hombros, como tratando de no darle importancia.

-Es mi trabajo-

Ruedo los ojos y bufo exasperada.

Aquí vamos de nuevo

-No, tu trabajo es proteger es el trasero de mi hermana- espeto- no el mío, créeme que no lo necesito-

-Bueno, aún así tú vives en el castillo con ellos, al igual que con Katherine, mi deber es protegerte-

-Y ya te lo dije, témpano de hielo del polo norte- siseo- no lo necesito-

Sonríe burlonamente

-Si, lo necesitas-

Me río fuertemente, siempre me ha causado gracia el cómo las personas subestiman a otras. No todos somos lo que aparentamos.

En especial yo

Siento la mirada de Elliot, sobre mí. Arqueo una de mis cejas.

-¿Qué?-

Se encoje en hombros, mientras que su sonrisa se ensancha.

-Que para ser una mujer que da buenos golpes, eres lengua suelta estando ebria-

Me quedo pasmada un par de segundos, asimilando la información.