Capítulo 19

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Katherine

¿Qué si extrañaba esta vida?

Si, lo hacía.

Hay algo oscuro y placentero en estar dentro de la mafia, el manejar las situaciones a tu favor para ganar más dinero y hacerte más rico de lo que ya eres, las estafas es algo que hacía cuando entre a este mundo, si nuestros ingresos son elevados son por el trafico y la falsificación del arte. Pero necesitas jugar muy bien tus cartas para llevar una estafa maestra y que no te descubran, aquí todo cuenta, las emociones, expresiones incluso el modo de hablar son necesarios para no ser descubierto.

-¿Y bien? ¿cómo te sentiste?-

-Tengo que admitirlo, es bueno estar de vuelta en los negocios- sonrío- ¿a dónde vamos?-

-Ya te lo dije- me mira un momento- iremos a nuestra cita-

-Eso ya lo sé- respondo- mi pregunta es, ¿dónde será?-

-Es una sorpresa, hase- me guiña un ojo- tenía planeado pedírtela hoy, pero con la apuesta, se me hizo más fácil que accedieras-

Lo miro entrecerrando los ojos, entonces le golpeo el brazo con fuerza.

-¡Lo sabías!- chillo- sabías que perdería contra a ti y un así apostaste-

Dominick suelta una carcajada ante mi cara.

-Cariño, ¿quieres que te recuerde cuantas veces peleamos? ¿Y cuántas veces perdiste?- niega con la cabeza- pensé que en nuestros dos años de matrimonio lo habías entendido-

-¿Entender qué?- me cruzo de brazos.

-Nadie me gana- golpeo su brazo de nuevo- ¡Ay!- finge dolerle mientras se ríe- te recuerdo que yo te entrené a ti y cada uno de los hombres que trabajan para nosotros, ¿de verdad pensaste que los entrenaría, para que, después los usaran en mi contra?- niega- no podemos tomar riesgos, Kat y lo sabes, incluso el más mínimo e insignificante detalle, puede costarnos la vida-

Abro y cierro la boca para replicar, pero el maldito tiene razón, no podemos arriesgarnos a que sepan todos nuestros recursos porque sabrán usarlos en contra de nosotros y la vida de nuestros hijos correría peligro.

-Aún así, estoy molesta, maldito alemán del demonio- replico.

-Te falto el "sexy"- sonríe con suficiencia.

Después de unos treinta y cinco minutos llegamos a un bosque con un pequeño lago, frunzo el ceño mientras bajo del auto.

-¿Es aquí?- pregunto mirando el lugar- si querías asesinarme, podrías haberlo hecho de manera sutil, ya sabes- me encojo en hombros y hago ademán con mis manos- con cianuro-

Dominick se ríe mientras niega con la cabeza, se acerca a la cajuela del auto para sacar una manta y una cesta de mimbre.

-Si- me sonríe- ¿y porque querría asesinarte si me acabas de hacer más rico?- esta vez quien se ríe soy yo- el día de la cena de tus padres y estar acostados en el pasto mirando las estrellas, me recordó a la primera vez que salimos juntos como pareja, ¿te gusta?-

-Dom- lo miro sin creer que lo haya recordado- es magnífico, en serio, me encanta- miro el lugar- es perfecto-

Su mano toma la mía y empezamos a caminar por el sinuoso camino que hay, hasta que llegamos de la laguna, lo ayudo a extender la manta en el piso y nos sentamos observando el paisaje. Veo cómo sus hombres rápidamente se dispersan para asegurar el perímetro del lugar. Mi esposo saca de la cesta de mimbre una botella de vino y dos copas sirviendo el líquido en cada una y me pasa una, levanta la suya en un brindis.

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