Capítulo 51

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Katherine

Sostengo el cabello de Alana, mientras acaricio su espalda suavemente. Su cara prácticamente se oculta en la taza del baño, pasan algunos minutos cuando logra calmarse.

-Ahí, está bien- susurro

-Dios, ahora comienzo a compadecerte de Ana- responde- ¿Hasta cuándo se van las náuseas?-

-Dentro de un par de meses, normalmente suelen detenerse a los tres- digo

Le entrego una servilleta, mi mejor amiga la toma y se limpia sus labios, para después lavarse los dientes. Se limpia la ligera capa de sudor de su frente, se ve muy pálida.

-¿Estás segura que te sientes bien?-

Asiente, mira su vientre que está comenzando a notarse. Alana ya tiene casi cinco meses de embarazo, pero a la pobre le ha pegado duro. Las náuseas y vómitos, son lo que terminan por rematarla.

-Esta niña, será igual de revoltosa que su padre- se ríe.

-Ni que lo digas, esperemos que no herede la estupidez del mismo-

Mi hermana entra al baño, nos reímos cuando Al, le muestra su dedo de en medio.

-Maldita sea, tengo cinco meses y la nauseas no se van- tira la servilleta al tacho de basura- parece que no tienen ganas de irse-

-Cada embarazo es diferente- respondo, acaricio su hombro- verás que pronto se irán-

Asiente

-Eso espero- mira su vientre- pequeña troll, como te gusta causar problemas al igual que tu padre-

Tal a la afirmación de Boris, hace un par de días nos enteramos que una segunda niña se unía a nuestra familia. Ana al ser la única niña, saber de la llegada de su prima, brinca del entusiasmo por conocerla.

Una azafata nos interrumpe

-Señoras, si pueden tomar asiento. Estamos por aterrizar-

Las tres no salimos del minúsculo baño del jet privado.

-No entiendo, ¿por qué viajar hasta Italia por el vestido?-

Levanto mi vista de la computadora, mirando a Sam, divertida.

-Por que según mi esposo, los mejores vestidos están ahí- respondo- aparte no estamos lejos, es una hora de vuelo-

-¿Por qué Francia? Es la capital de la moda-

-Aunque esté cerca, me gustan más los diseños italianos- digo sin despegar mi vista de los documento que estoy leyendo- aparte, no estamos buscando algo extravagante, sencillo para lo que vamos a hacer-

Estábamos en camino hacia Milán, para conseguir mi vestido para mi renovación de votos. Dominick y yo, acordamos no tener un presupuesto para nuestra segunda boda. Lo haríamos como siempre la hemos deseado, uno de esos deseos era conseguir un vestido directamente de Italia.

-Benvenute signore-

Me río al ver a Enzo, esperándonos en la pista de privada. Con sus brazos abiertos, haciendo ademán por toda ciudad.

-¿Por qué estás aquí?-

La abrazo mientras deposito un beso en su mejilla.

-Tú esposo- rueda los ojos- me dijo explícitamente y bajo amenaza hacia mis piernas junto a mis pelotas, que cuidara de ustedes-

Arqueo una ceja

-Cuidarnos...- repito lentamente, asiente- ¿O vigilar que no hagamos una locura?-

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