Capítulo 26

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Dominick

Han pasado dos semanas desde que tuve el maravilloso y salvaje sexo con mi esposa, las cosas entre nosotros están funcionando bien, la comunicación entre nosotros está mejorando y la confianza también. Y el sexo no hace falta. De mi padre no he sabido nada seguimos buscando pero no hay nada, la rata es muy escurridiza. Pero entre mi esposa y yo estamos armando un plan para hacerlo salir de su agujero. Reviso algunos papeles para la siguiente entrega de armas para los franceses, la ventaja de tener como socio y amigo al mayor proveedor de armas en Rusia es que puedes conseguirlas a buen precio y darlas a un mejor precio, dividiendo las ganancias. Me río para mis adentros.

Esos cabrones no valoran mi amistad, solo mi dinero

De nosotros cinco que somos Vivianne, Vladimir, Sevastien, Rea y yo. Soy el único con más conexiones en todos lados. Anne puede tener a China bajo todo su control. Sevastien y Rea toda Rusia. Vladimir las armas. Pero cuando se trata de negociaciones o futuras alianzas, es donde entro yo. Y nuestras ganancias aumentan con el tráfico de arte y órganos.

-¡Papi!-

La voz de Ana me saca de mis pensamientos, veo que mi hija viene corriendo hacia a mí y sin dudarlo la tomo entre mis brazos depositando un beso en su mejilla, sonrío, ser papá sin duda es lo mejor que puedo pedir, nunca había conocido un amor muy distinto al de pareja que no fuera el de Katherine. Pero cuando Anastasia y Renzo llegaron a mi vida, el amor de padre nació al instante hacia estos dos demonios.

-¿Cómo te fue princesa?- pregunto para sentarla en mis piernas- ¿Y mamá?-

-Mami viene con Renzo un poco más atrás-dice con alegría- mira, lo que hice- me muestra un dibujo- somos mamá, Renzo, tía Al, tío Boris, tía Sam, tú y yo- los señala.

Sonrío y me sorprendo un poco al ver al dibujo, a pesar de que mi princesa tiene cuatro uno pensaría que los dibujos de los niños son más garabatos que algo real, pero los trazos de Ana son firmes y derechos, ninguna línea de deforme o fuera de lugar, las figuras están bien hechas logro identificar a cada uno de nosotros. De algo estoy seguro.

Sacó el talento y pulso firme de Katherine a la hora de dibujar

-¡Papá!-

-Hola, campeón- choco los cinco con él- ¿Cómo te fue?-

-¡Saque diez en naturales!-

-Muy bien-

Ellos dos comienzan a contarme acerca de su día en la escuela, aún recuerdo cuando fuimos a inscribirlos al colegio, vaya sorpresa que nos llevamos todos al oírlos hablar alemán con fluidez eso hizo que admirara más a mi esposa por inculcarle nuestras raíces a los demonios. Un carraspeo me mirar hacia arriba solo para encontrarme a Katherine recargada en la puerta con una sonrisa, sé que le alegra que al final todos seamos una gran y loca familia, como siempre debió ser.

Aunque falta un detalle pequeño

-Los traje para que almorzáramos todos juntos- dice sin quitar la sonrisa de su rostro- se supone que era una sorpresa entre los tres, pero siempre están impacientes por verte-

-Claro, todo el mundo siempre quiere verme- digo suficiencia, bajo a Ana de mis piernas para acercarme y besarla- hola, hase-

Me da un pico y sonríe

-Hola, cariño-

-¡Qué asco!- dice Ana

-Espero que eso se mantenga así por los próximos treinta años-murmuro

Katherine nada más se ríe, no me hago a la idea de que mi pequeña en algún futuro tenga novio o peor aún, esposo, tendré que mantener mi arma en alto cada vez que vea un idiota rondando alrededor de mi princesa.

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