Capítulo 44

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Dominick

Mi esposa me mira con una expresión relajada, sabía que ese fin de semana con las locas- que terminó en desastre- le haría bien, no solo para que el estrés de la exposición del galería se fuera, si no para que las conociera más, ahora veo que se hizo más unida a ellas, al igual que Sam y Alan. Me besa nuevamente.

-Te extrañé, teufel-

-Yo también, hase- la beso otra vez- no tienes idea de cuánto-

-¿Y nuestros demonios?- pregunta- también, los he extrañado pero primero debo darles un regaño-

-Están en casa, impacientes por verte-

La pongo sobre sus pies, pero sus manos permanecen alrededor mi cuello. Nos montamos en la camioneta, Boris y Alana se van en otra también, mientras que Sam también va con ellos. Katherine, me cuenta acerca de su fin de semana y de cómo terminaron en el bar de los strippers, me carcajeo cuando me cuenta acerca de cómo la loca de mi cuñada, le mandó un audio ebria a Elliot.

-También, acordamos hacer esto una vez al año- sonríe- Y que la próxima sería aquí, así que tendrás que buscar donde dormir por un fin de semana-

-Sevastien, dijo que en su antigua casa sería la partida de póker-

-Te tengo una sorpresa, fue una locura de último momento y con alcohol en el sistema- sonríe- pero estoy segura que te encantará-

-Si vas a bailar, como en el video de Sam...- ella se ríe- entonces sí, aceptaré que con gusto me montes-

Arquea una de sus cejas.

-¿Ahora quien tiene un fetiche?-

-Tú, hase- la miro un momento- te encanta hacerlo-

-No voy a contradecir verdades- nos reímos- pero no, no es otro striptease que terminará en sexo salvaje en tu oficina-

-Me matas las ilusiones- finjo decepción- dos días sin verte, hase ¡Dos!-

-Bueno, depende- suelta un risa nerviosa- si te gusta, lo más probable es que si terminemos teniendo sexo-

-¿Y si no?- cuestiono curiosamente.

-Bueno, no había pensado en eso- admite- pero te conozco mejor que nadie, teufel- asiento- sé que te gustará todo lo que venga de mí-

-En eso tienes mucha razón-

Seguimos hablando acerca de nuestros fines de semana, después de unos cuarenta minutos llegamos al camino de tierra que da castillo, poco a poco se muestra nuestro hogar.  Aparco en la entrada, veo que los niños están esperándonos junto a Fiorella.

-¡Mami!-

-¡Mamá!-

-¡Mis niños!-

Katherine los recibe entre besos y risas, hasta que se cansa. Mira a nuestros demonios, con sus manos en sus caderas.

-Su padre ya me dijo lo que hicieron, pequeños demonios- frunce sus cejas- ¿Tienen algo que decir al respecto?-

-Lo sentimos mami- responden ambos.

-Lo que hicieron, fue algo peligroso pudieron haberse lastimado- se agacha hasta su altura- de no haber estado papá o sus tíos, realmente pudieron hacerse mucho daño, ¿entienden?-

-Sí, mami- vuelven a responder.

-No vuelvan a hacerlo, ¿quedó claro?-

-Muy claro-

-Bien- sonríe- quiten esas caras, que ya pasó todo-

-Te extrañamos mami- dice Ana- papá y los tíos, son malos para contar cuentos-

Volver a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora