Volver a ti

Capítulo 41

Katherine

Después de la sorpresa inicial de que estábamos en Rusia y que tendríamos un fin de semana de chicas sin esposos e hijos. Todas nos montamos en diferentes autos hasta la casa de los Stirling, que parece sacada de un lugar de ensueño.

-Miren que hermosa vista- exclama Alana- ahora entiendo por qué les gusta vivir aquí-

-Por eso mismo compré la casa- responde Rea- vistas como esta, solo ven pocas veces-

En algo tenía razón, la vista es maravillosa los enormes ventanales del lugar que muestran un lago rodeado de árboles. Un par de pisadas se escuchan por el piso de maderas, me volteo para ver a una bola de pelos muy bonita con la panza arriba. Me agacho para acariciarlo.

-Hola, amigo- acaricio sus orejas peludas- ¿Cómo te llamas?-

-Blokh- responde Rea- fue regalo de Vladimir, por el cumpleaños de Patrick-

-¿Es en serio?- pregunta Vivianne- el perro se llama pulgas-

-¿Qué?- responde su hermana- idea mía no es, fue de tu cuñado-

-Que malo es para escoger nombres-

-Bueno, tiene sus momentos- nos reímos- el nombre de Patrick, el lo eligió-

-Al menos algo le salió bien- dice en burla Lía.

-No es lo único que le sale bien- mueve las cejas de forma sugerente.

Nos carcajeamos. Rea, nos reparte las habitaciones la mía, la de Sam y Alana está en la planta baja, mientras que Vivianne, Lía y Karla, arriba. Acordamos que esta noche iremos al club de Sevastien, para beber y bailar para después a dónde nos lleva la noche.

-¡Kat! ¡Apúrate!-

-¡Ya voy!- bufo- Ya ni uno puede hablar con su marido-

-Dirás manipulación sexual, hase-

Me río, después de darme una ducha y dormir un par de horas, le hablé a mi amado esposo para saber cómo estaban mis hijos. De un momento a otro, terminé revelándole la apuesta que hice con Rea y Lía, con un buen chantaje para que hiciera hasta lo imposible por obtener ese Aston Martin.

No lo quiero

¡Lo necesito!

-Te amo, teufel- digo al teléfono- dale besos de mi parte a nuestros demonios-

-Seguro, hase- sonrío- te diría que tengas cuidado, pero estamos hablando de las reinas de la locura, así que...- me río- evita a la policía, no quiero a ir recogerte a los separos-

-No prometo nada-

-Eso no me deja más tranquilo-

-Lo sé, pero aun así- hago mis cuentas- estas a cinco mil kilómetros de mí-

-Azotaré ese trasero tuyo, cuando pises suelo alemán-

Seguimos hablando un par de minutos hasta que colgamos la llamada, sonrío como estúpida al teléfono. Los golpes en la puerta se hacen insistentes, ruedo los ojos y abro la puerta, veo a mi hermana y Alana mirándome con cara de insistencia.

-¿Qué?- espeto- ya ni aquí, me dejan en paz par de locas-

Ambas se ríen, para entrar a mi habitación ambas traen varios conjuntos de ropa en sus manos. Mi mejor amiga es la primera en hablar.

-Venimos para nos ayudes a escoger el conjunto de esta noche-

Pasamos alrededor de una hora escogiendo sus conjuntos, cuando ya los tienen se van para arreglarse.