"...Aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo. Aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo."
Mario Benedetti
POV Armando Mendoza
No podía demorar más.
No cuando durante meses me había debatido, dado cuenta de a poquitico que por más estabilidad que me daba Marcela, por más agradecimiento que le profesara por su apoyo incondicional, por más lógica que tuviera para todos el casarme con ella, realizar esa unión que mi familia tanto esperaba y fuera lo más fácil, simplemente no podía, simplemente no la amaba.
–¿Alguna vez amé a Marcela? –me cuestioné durante meses de duda, me cuestioné mientras escuchaba las burlas de Calderón que decía que no, que parecía que nunca la amé, mientras yo me negaba a aceptar que no sabía exactamente lo que significaba enamorarse, mientras me negaba a aceptar que no sabía lo que era amar.
Estaba manejando hacia su departamento con los pensamientos consumiéndome, debatiéndome en dos cosas que había prometido: la primera era decir la verdad, liberar a Marcela con la verdad, consciente que dolería o la segunda que era no lastimar más a la que fue mi novia por años, por escoger las palabras exactas, las correctas para que por fin aceptara el cambio que se dio en mí, para que aceptara mis decisiones sin pauta para que pensara en que iba a regresar con ella, cuando era claro que no sería así.
Pero había llegado el momento, bajando del auto rápidamente, encaminándome hasta el ascensor en el mismo edificio que tantas veces visité, llegando otra vez ahí, a ese piso que me vio convertir en el fantasma del Armando Mendoza que dejó de existir, chocando con lo primeros recuerdos que se amontonaron en el recibidor, sintiendo la pesadez posarse cuando me adentré en el departamento de Marcela ante el vaivén incesante de recuerdos de una vida compartida, ante la jaula de oro que edificó para alguien más, para el Armando Mendoza que no sería más.
Mis demonios me habían alentado, pero al llegar al piso me encontré con los despojos que quedaron, me enfrenté con el velo de novia no usado, la invitación de la boda prometida que sencillamente jamás se llevaría a cabo, con las fotos en que mostrábamos a una feliz pareja aunque ese mismo día hubiésemos peleado por mi coqueteo hacia las modelos, con algunos recuerdos de viajes compartidos, con momentos que no existían ya.
–¿Marcela? –pregunté dejando toda esa imagen detrás de mí, pregunté nuevamente encaminándome por un departamento al que no pertenecía, en esa jaula en que no cabía, buscando a mi exnovia para por fin hablar con ella pues no respondía, pues intuía lo que pasaría posiblemente, a final de cuentas ya me había recriminado las atenciones con Alejandra durante su visita, a final de cuentas ella pidió que viniera.
No la había encontrado, no rápidamente sino hasta que llegué al comedor, a ese donde habíamos comido juntos cuando solo visitaba a Marcela, después cuando me volví en el permanente visitante para que dejara de celarme, compartiendo la mesa tantas veces, pero ahora sobre la madera no encontraba comida, ahí estaba la maleta, la misma que dejó sobre la cama como símbolo que ignoré sin más, cuando tenía tanta culpa que no me animé siquiera a guardar las cosas que sentía tan ajenas, después que esa madrugada Marcela curara mis heridas en lo que no puedo describir sino como la noche trágica, esa noche donde me dijo que me amaba incondicionalmente nuevamente.
Pero ahora la maleta estaba medianamente empacada con artículos personales que ya ni reconocía, ahora había avanzado el camino que meses atrás me negué a tomar, hasta que Marcela se hizo presente, distrayéndome de mis pensamientos.
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Me enamoré por primera vez
FanfictionPartiendo desde que fue destituido como presidente, con una Beatriz huyendo de su lado y el desespero que eso le ocasionó, el regreso de ésta hasta la formalización de su noviazgo, esta historia es un POV de Armando Mendoza Sáenz. Armando Mendoza tu...