DECISIÓN

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"Después mi decisión se encontró con tu sueño, y desde la ruptura que nos quebraba el alma, surgimos limpios otra vez, desnudos, amándonos, sin sueño, sin arena, completos y radiantes, sellados por el fuego."

Pablo Neruda


POV Armando Mendoza


El día había comenzado con tintes extraños para mí.

Un día nuevo que incluso era soleado, uno donde amanecí abrazado a una almohada, pensando, jurando que no era sino Beatriz, recordando que Betty era un fantasma que me acechaba, uno que necesitaba resucitar sino quería pasar mi vida así de desdichado, así de melancólico al no tenerla a mi lado, al no tenerla tan cerca como mi corazón, mi cuerpo, mi mente, todo en mí me pedía.

Por un lado, busqué mi celular y mis lentes que estaban descansando en la mesita de noche, poniéndome los segundos, revisando el primero pues tenía varias llamadas perdidas, llamadas que no había regresado aún ya que no había pensado cómo responderlas, pues todavía en mi mente jugaba más la imagen de Beatriz y su fantasma rondando que el interrogatorio extenso de Marcela, que la preocupación de Camila hacia mi estado de ánimo...

Tendría que llamar, si, solo sentía que no era el momento todavía.

Beatriz se coló a mi cama con tanta presteza que me costó un poquitico más de tiempo levantarme de ahí, pretendiendo que sí durmió conmigo, que si me hizo suyo, que si la hice mía, pero también me había costado ya que un nuevo día sin su cariño, sin su ternura, sin su risa, sin ninguno de esos gestos que compartimos en el pasado estuvieran presentes, solo hacían que me inundara la melancolía, solo hacían que quisiera recobrarla lo más rápido posible y para hacerlo, primero me tenía que distanciar de ella, para hacerlo tenía que demostrarle con la poca valía que yo tenía, pero la suficiente para arrancar de nuevo, para demostrarle que su purgatorio estaba compartido conmigo, que yo la ayudaría a cruzarlo y que quería encontrar el paraíso a su lado.

De por si era difícil tenerla cerca, cerquitica de mí y sentirla así de lejana, como para agregarle días, semanas de ausencia como si con ello le permitiera un espacio libre para olvidarme, para que siguiera en compañía del muelón ese, para que siguiera pensando erróneamente que no la quería.

Y no obstante, tenía que empezar a reconquistarla con distancia de por medio primero, eso ya estaba por demás decidido y no había vuelta atrás.

Me levanté con pesar, sí, pero me levanté nuevamente, tomando una ducha rápida, acicalándome con el deseo interno de que Beatriz me notara, para luego salir con velocidad hacia la empresa pues ya iba con demora, pasando directamente a la oficina compartida, de una buena vez, de una vez por todas cuando lo que quería era correr a presidencia a cazar fantasmas, a sacar la bolsa de los recuerdos y entregársela para provocarla como había querido hacer por la noche, pero me fue imposible hacerlo, me tenía que contener un poquitico más, distrayéndome en el proceso, haciendo las llamadas correspondientes previas al viaje, en lo que llegaba Calderón, pues el cretino seguía sin aparecer todavía.

–...Lo ideal es que pudieran venir acá para que conozcan los puntos de venta –sugerí con rapidez a través de la línea, viendo a Mario deslizarse media hora después por la puerta, para luego tomar su asiento con rapidez mientras me aventaba al pasar –...A mí me gustaría que su viaje coincida con la colección, además correríamos con los gastos, pasajes y todo...–ofrecí a la compañía, hasta que Calderón empezó con su ruido, provocándome unas ganas de pegarle, de callarlo sin más –...Hablamos en el transcurso de la semana ¿te parece? –comenté para finalizar con esa llamada, mientras que Calderón empezaba a cuestionar.

Me enamoré por primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora