"Olvidar era un asunto imposible. Lo que había que hacer era encauzarle los recuerdos, para que no lo mataran, para que lo obligara a seguir vivo."
Ángeles Mastretta
POV Armando Mendoza
Estaba por salir de mi departamento cuando mi celular sonó con insistencia, recordando que lo había dejado en mi habitación. Corrí rápidamente, otra vez con la esperanza instalada, pues hace tanto que el maldito aparato no sonaba. Miré rápidamente la pantalla, instalándose una sonrisa de alivio.
–¡Alo, Armando! –saludó Camila desde el otro lado del mundo.
–Camila, ¿Cómo estás, ah? –pregunté tranquilamente. No habíamos hablado desde hace una semana, y la paz que me dio escucharla me calmó y calmó a mis demonios lo necesario para que olvidara mi realidad.
–Lo mismo me pregunto yo... –soltó en un susurro mi hermana, tratando de controlar su respiración, que se escuchaba acompasándose a través de la línea.
No había sido capaz de confesarle mi intento de crimen, de ese al que Werther recurrió, ese protagonista que tanto describía Goethe.
Tendría que omitir ese pequeño fragmento de desesperación, pues posiblemente ella no me perdonaría que hubiese muerto sin tenerla presente. Pero si la tuve, la tuve presente momentos antes, solo mermado por la distancia física que nos separaba. –Pues, estoy... –dije en un susurro.
–Lo sé, hermanito –soltó Camila, ahogando un suspiro. Reconocí ese sonido de inmediato: era el mismo al que se produce cuando suprimes el llanto, era un sollozo camuflajeado.
–¿Qué pasa Camila? –pregunté alertado al escuchar a Camila de esa forma –¿Cómo está mi sobrino? ¿Qué pasó? – cuestioné con la histeria a punto de salir de mí. Sentía a mis demonios alterados también, en completo silencio esperando respuesta.
–Aquí todo bien, no te preocupes, te mandan saludos...Armando...–comenzó a decir Camila –Explícame qué demonios trataste de hacer –cuestionó ahora sí sollozando.
Me había dejado helado, sumido en silencio, así que esperé a que ella tomara la palabra nuevamente –No sé si lo sepas... Supongo que no, pero las noticias vuelan rápido y yo aún conservo contacto con ciertos amigos en Colombia...–empezó a decir.
–¡Ah! Pues, realmente nada hermanita, esperando a que se resuelva todo... –expliqué fingiendo tranquilidad, esperando que eso la serenara a su vez.
–¡Sabes bien que no me refiero a eso! ...– interrumpiendo, con tono de enfado –Estabas peleando en un bar, ¿cierto? –cuestionó nuevamente –¡Explícamelo, explícame qué pasó! –urgió reiteradamente.
–Camila, solo estaba borracho... se, se me pasaron las copas y tu sabes cómo exploto...–empecé a susurrar, sentándome pesadamente en la cama –No fue nada Cami, no te preocupes –dije con voz baja, avergonzado por tener que explicarle precisamente eso a ella, o a cualquiera si a esas vamos –Te prometo que, que fue un arranque, ¡Pero nada más! Todo está bien. –dije escuetamente. Nada estaba bien, pero no me iba a sumir en esos pensamientos; mis demonios no lo permitirían y yo había aceptado mi infierno en tierra, mi penitencia en lo que quedaba de vida.
–Armando, ¡Tú bien sabes qué intentaste hacer! –reprendió nuevamente Camila por la línea –¡No me mientas, por Dios! –exclamó exaltada.
–Solo fue una pelea...–comenté –Además, ¿Cómo supiste de eso? Dudo que Marcela hablara contigo... –empecé a decir a la defensiva, pues ellas no eran precisamente amigas, así que esa opción estaba descartada.
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Me enamoré por primera vez
FanficPartiendo desde que fue destituido como presidente, con una Beatriz huyendo de su lado y el desespero que eso le ocasionó, el regreso de ésta hasta la formalización de su noviazgo, esta historia es un POV de Armando Mendoza Sáenz. Armando Mendoza tu...