MIEDO

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"Hay instantes en que todo parece posible y todo puede cambiar. En que todo está al alcance de la mano. Fácil y bonito. Pero de repente llega la duda, el miedo a equivocarse y a no haber entendido bien lo que el corazón siente de verdad."

Federico Moccia


POV Camila Mendoza

Todavía no acababa ni el día y ya estaba extasiada con todo lo que presencié durante mi visita.

Por un lado, con el recibimiento que me dio mi padre y que no esperaba, que aunque sorprendido, me recibió gustoso con su abrazo, con esa sonrisa y esas pequeñas muecas que lanzó en mi dirección durante la junta cuando se percató que algo pasaba con su hijo menor y ni los comentarios insulsos y venenosos de Daniel Valencia me molestaron como en el pasado, ni mucho menos la tensión que parecía cubrir esa sala.

Pero por otro, Betty me sorprendió con su inteligencia, con la calma con que se enfrentó a la junta que apenas la cuestionaban, con esa forma de explicarme entre sus apuntes de lo que estaba hablando y aunque me distraje, pude entender el trabajo que hacía con Armando, ese hermanito mío que la miraba extasiado, que se la pasó embobado con ella sin que al parecer se dieran cuenta, que la secundó y apoyó sin importarle la presencia de Marcela que estaba resignada a lo que estaba pasando, sin prestar atención al escrutinio del amiguito ése que tenía en frente y que parecía gozar con su predicamento, sin caer en las provocaciones de Daniel que no paraba de molestarlos.

Y aún así, mi hermano se mantuvo en calma para mi sorpresa, diciendo la verdad acerca de sus sentimientos, callando Daniel Valencia y sus intentos de ponerlo en evidencia, pero sobre todo a ser valiente y por fin enfrentarse a toda esta gente que se decía "familia".

Le tomó su tiempo dejar sus miedos atrás, pero ahora mi hermanito mostraba su temple, negándose a que lo amedrentaran como hicieron conmigo, a que siguieran sus sentimientos en la clandestinidad, declarándose ante los demás cuando terminó la sesión y justo cuando Betty salió para revisar el almuerzo.

–...Relación que terminé cuando me enamoré de Beatriz –sentenció Armando cuando mi padre y don Hermes cuestionaron los comentarios que lanzó, dejándolos helados, percatándome de la mueca sorprendida que posó mi padre, la confusión que asomaba en su mirada mientras trataba de encontrar las palabras ante lo que acaba de escuchar.

Lo conocía, todavía conocía a ese señor implacable al que decepcioné en el pasado, al que Armando decepcionó por igual; a mí me había perdonado, pero parecía no estar listo para perdonar a mi hermanito, cuando rompimos su sueño de unir a las dos familias y a su vez de cuidar a su empresa tan querida, pero no había nada que hacer con la primera cuestión cuando apenas y podían estar unas horas unidos en una sala cuyo aire parecía agotarse a cada momento.

Betty no escuchó su confesión que pensó no llegaría cuando ella le pidió tiempo, cuando trató de callarlo para evitar un enfrentamiento, y sin embargo, Armando no podía más, yo comprendía esa necesidad, esas ganas de demostrarle que todo lo que siente es verdad, y por más sorpresa que ocasionó, no pude sino emocionarme porque uno de los Mendoza se enfrentó a la familia sin temor.

Claro que a Betty le tocó ser el centro de la atención en la sala cuando regresó, ser el receptor del comentario mordaz y malintencionado que lanzó Daniel, uno que la instó a mirarme con curiosidad y que me hizo negar pues no la quería asustar y menos cuando ahí estaba don Hermes y mi papá que le pidieron hablar en privado, cuando se negó a que la acompañase Armando hasta que salió de la sala y lo dejó como león en jaula.

Tenía que hacer algo, intervenir de alguna manera, mirando a Margarita que me hizo un ademán para que me uniera a su lado y que obedecí hasta que los meseros se retiraron después de dejar los platillos y la secretaria de Betty nos miraba con curiosidad.

Me enamoré por primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora