4 ❥ eat

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EAT
[come]

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Dormir jamás fue lo suyo.

Siempre habían demasiadas cosas en su cabeza; pensamientos, ideas y recuerdos, que hacían que terminara dando vueltas alrededor de la cama sin ser capaz de asegurar un sueño profundo. Empeoró con el paso de los años.

Empeoró al punto de no poder pasar las noches en su cama sin sentir el aire irse de sus pulmones, su corazón palpitar rápidamente bajo su pecho o despertar en medio de la noche con pesadillas que lo harían gritar o entrar en pánico. No era solo el insomnio con el que lidió de adolescente, eran sucesos traumáticos que se repetían una y otra vez en su cabeza sin importar que tanto intentara hundirlos nuevamente para no pensar en ellos.

Estaba bien, eso intentaba convencerse cada día. Cada mañana que terminaba despertándose en el sofá de la sala con dolor de espalda y una resaca por la noche anterior.

Hoy había sido uno de esos días.

En su mano cargaba un Americano a la mitad que casi siempre ayudaba a su increíble estado somnoliento luego de haberse pasado con cantidades del alcohol la noche anterior, mientras que sus ojos era cubiertos con unos grandes lentes de sol negros que ayudaban que sus ojos no tuvieran que lidiar con el brillo que hacían que su cabeza volviera a doler.

Era la tercera noche seguida que esto pasaba.

Tres noches desde que sucedió.

Solo que, hoy tenía que trabajar, y no podía permitirse pasar el día en la soledad de su apartamento mientras leía otro de esos libros adolescentes con los que se había obsesionado los últimos meses luego de que la hermana de Calum le regaló su vieja colección de la secundaria.

En la entrada no necesitó molestarse en presentar su identificación, y solo saludo al hombre de la puerta que casi siempre lo ayudaba a pasar desapercibido sin importar que tan tarde llegara. Realmente agradecía que su hija tuviera una afición con el modelaje y le haya pedido un video saludándola por su cumpleaños catorce el año pasado. Debería enviarle alguna carta de felicitaciones este año.

Su reloj digital comenzó a sonar cuando se encontraba subiendo las escaleras, mostrando el nombre del nuevo asistente de su madre en la pantalla y recordándole que había llegado tarde a su prueba de vestuario que estaba programada para las nueve. Siempre fue malo con los horarios, agendas y seguir estúpidos planes. Fue por eso que desaprobó casi todas sus materias en la secundaria, antes de dejarla.

Llegó al estudio cuando Ashton estaba llamándolo por tercera vez, teniendo que posicionar una mano por delante de su rostro debido a la intensidad de la luz en la habitación que sus lentes no hacían un realmente buen trabajo en cubrir sin importar la oscuridad de sus lunas.

—Era hora —escuchó decir a Ashton mientras se acercaba en su dirección. Movió la mano en forma de saludo, pero él estaba demasiado ocupado hablando con una chica de vestuario como para verlo —. Necesitamos hacer que se pruebe el primer vestuario, y que Ágata lo vea para saber si lo usará para la pasarela —informó Ashton, viendo a la chica.

—Hey, no acabé mi café —se quejó. Ashton retiró el café de sus manos, ocasionando que su ceño se frunciera.

—Tendrás tiempo en maquillaje, ahora mismo necesitamos concentrarnos en vestuario —respondió Ashton, para luego mirar hacia la chica que se encontraba a su lado —. Encárguense de ver si necesita arreglos o cambios en las medidas —fue todo lo que dijo él, volviendo a caminar por donde vino con su café en la mano.

Broken Pieces ❥ mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora