Broken Pieces ❥ muke

74 ❥ angel

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ANGEL
[ángel]

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—Jamás acabaremos —se quejó, dejándose caer dramáticamente sobre el colchón de su detrás.

—Y dijiste que yo era el dramático —respondió Luke, a lo que blanqueó los ojos aunque él no pudiera verlo desde su ángulo —. Solo falta empacar parte de la ropa, artículos de aseo, además de tus medicamentos.

—Nos demoramos como dos horas en que ligeras algo de tu armario —señaló, para luego escuchar un bufido de parte de su novio. Se apoyó en sus codos, para poder extender el cuerpo hacia adelante y verlo a él sentando en el suelo de su habitación, delante de la maleta abierta con demasiada ropa dentro —. No pongas esa cara. Te dije que nos iríamos solo por una semana, no tenías que empacar tanto.

—¿Crees que nos cobren por el peso extra? —preguntó él, mirando en su dirección, notándose algo preocupado ante sus palabras. O, más que nada, por todas las camisas extras que empacó. Era tan adorable.

—No te preocupes, yo lo puedo pagar, cielo —respondió, dejándose caer nuevamente sobre la cama.

—Creí que yo era el "Sugar Daddy" de esta relación —mencionó él, poniéndose de pie para luego verlo desde arriba. Soltó una corta risa, para luego extender los brazos en su dirección, indicándole que se acercara. Luke solo rio.

—Lo podemos ser ambos. Ahora ven, estoy cansado de empacar por tu culpa, necesito una siesta, contigo a mi lado —pidió, abriendo y cerrando las manos para intentar que el cuerpo de Luke estuviese más cerca.

Él no se negó y solo se dejó caer a su lado en la cama, apoyando contra su espalda al lado de su cuerpo sin energías luego de haber estado ayudando a Luke a empacar desde el inicio del día.

Pasado mañana salía su vuelo a Nueva York, y no iba a mentir, estaba nervioso. Más que por subir a un avión luego de demasiado tiempo, era por la idea de volver a una ciudad donde no tuvo las mejores experiencias.

Sin contar con lo que pasó antes del último viaje a ella, poco antes de que tuviera que pasar por ese lavado de estómago, que sus mejores amigos tuvieran que encontrarlo ebrio en las calles y con moretones en su rostro, cuando debería estar en una pasarela. Fue unos minutos antes de su viaje a Nueva York, el día que recibió la llamada de su padre ebrio antes de subir a su vuelo.

Puede que todo haya empezado ese día.

No quería ir, pero sentía que era lo que necesitaba. Debía acabar con este recuerdo tormentoso de una vez por todas y la única forma de hacerlo era volver a donde todo empezó.

—Lo lamento, solo quería asegurar de tener todo —respondió Luke en voz baja. Le recordaba a esa suave y temerosa voz con la que solía hablar constantemente hace tiempo. Le alegraba que ya no fuera así.

—Creo que empacar tres abrigos no era tan necesario, Brillitos —menciono, voleando el rostro en dirección de Luke. Él hizo una mueca, como si estuviera pensando en sus siguientes palabras.

—No empacaste ninguno, creí que los necesitarías —terminó por decir Luke, encogiéndose de hombros y manteniendo la mirada en el techo de la habitación, evitando la suya.

Y, de nuevo, ahí estaban las mariposas.

Luke podía hacer estas dulces acciones cursis y románticas como si nada, haciendo que su corazón se acerara y esta estúpida sonrisa enamorada se posaba en su rostro. Porque él lo amaba.