Broken Pieces ❥ muke

38 ❥ likeable

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—... y Luke hace esta pequeña mueca cuando está concentrado, leyendo o cuando intenta cocinar algo. Es... perfecto.

—No esperaba tantos detalles cuando te pregunté cómo había ido tu semana —dijo Dave, a lo que ni siquiera se molestó en bufar por ser incapaz de quitar la sonrisa en su rostro —. Entonces, veo que las cosas con respecto a tus sentimientos hacia Luke salieron bien.

—Bueno, podría decirse que bien luego de que huyera como dos veces y casi lo pierda —dijo, frunciendo levemente el ceño —. Es decir, aún es difícil, algunas veces, no lo sé, es raro aceptar que a él le-... gusto.

—¿No crees que realmente sienta lo mismo hacia ti?

—No, sé que lo hace —se apresuró en decir —. Es más que nada-... Saber que le gusto a alguien. O sea, que hay algo en mí- que todo yo-... que otra persona puede encontrarme-... gustable —dijo, haciendo una mueca, a lo que Dave asintió, para luego escribir algo en el cuaderno de su regazo.

—No entiendes porqué le gustas a Luke, porque no eres capaz de encontrar algo en ti que te guste, por lo tanto, no puedes aceptar que alguien más sí pueda hacerlo —dijo él, tomándolo algo desprevenido. Puede que sus palabras tuvieran algo de sentido.

Quizá, hasta ahora, no podía encontrar algo en sí mismo que pudiera gustarle. Como cuando Calum decía que era divertido o Harry decía que era bueno escuchando. Hasta cuando esas revistas hablaban de su trabajo como modelo y lo bueno que era desenvolviéndonoslo. Se sentían como palabras vacías, que su cabeza no lograba aceptar.

Y, luego estaba Luke, besándolo, diciéndole que le gustaba cada cosa que le traía inseguridad, comentando lo orgulloso que se encontraba solo porque había logrado comer algo, aunque la sensación de culpa siguiera presente. Era difícil. Porque, realmente quería creerle. Quería verse de la forma en la que él lo veía; como si fuera la mejor persona del mundo.

Realmente quería dejar de sentirse mal cuando el chico que le gustaba lo halagaba, cuando le decía que era hermoso, y apartar la voz en su cabeza que le decía todo lo contrario.

—De acuerdo, ¿cómo lo soluciono? —preguntó, mirando completamente serio a Dave.

—No es algo que pasará de la noche a la mañana, Michael —respondió él, a lo que esta vez no pudo evitar soltar un bufido —. La baja autoestima es algo que tiene que trabajarse, especialmente si es que viene de un desorden alimenticio. No será rápido, pero si estás dispuesto a colaborar, empezarás a notar cambios.

—Está bien, ¿cómo lo hago? —volvió a preguntar, casi desesperado por poder comenzar con esto de una vez. Dave le dio una expresión divertida, para luego juntar las manos en su regazo.

—Dime algo que te guste de ti —dijo él, mirándolo a los ojos. Frunció levemente el ceño en confusión —. Podemos empezar con cosas pequeñas, algo físico o de tu personalidad. Lo que prefieras.

Pensó un momento, echando la cabeza contra el respaldar del sofá, juntando las cejas e intentando concentrarse, pero realmente nada venía a su cabeza en ese momento. Era casi tan lamentable como su vida.

—¿Paso?

—Dijiste que querías saber cómo colaborar, esta es una forma —fue lo que dijo Dave, sin presionar, casi como una motivación —. No tiene que ser algo grande, Michael. Quizá, un comentario de tus amigos que hayas creído que podría ser cierto, o algo que tú-