Plan perfecto

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❄️Narradora❄️

La noche estaba muy silenciosa en el reino, todos estaban en sus casas, con miedo de salir. La platinada se había quedado dormida en los brazos de Jack, sintió necesidad de estar junto a él.

Mientras que los demás en el castillo estaban alertas, Bian vigilaba los alrededores para saber si no había alguna pesadilla.

Al no encontrar nada, se dirigió al techo del castillo y se quedó observando las estrellas.

—Ojalá estuvieras aquí— susurró para sí misma.

Una leve brisa recorrió su rostro, sintiendo paz por un momento, respiró profundo y cerró sus ojos.
Pudo ver la sonrisa de aquel chico castaño de ojos azules, en su recuerdo, él le ofrecía su mano para que la tomara.

Sintió una lágrima caer sobre su mejilla izquierda, abrió los ojos y se puso de pie. Ahí mismo se prometió que haría lo que fuera para derrotar a Pitch.

El sol comenzaba a salir, todos estaban cansados y sin ganas de nada, pero tenían que estar listos para lo que se avecinaba.

—Buenos días a todos— Anna saludó con la mejor sonrisa que pudo dar.

—Buenos días, Majestad— respondió Norte al fondo.

—El desayuno está listo, ¿quieren venir?— ofreció de manera gentil.

—Yo te acepto la invitación— el pelinegro se levantó de su silla y se acercó a la castaña.

—Yo no tengo hambre, iré a ducharme— Rapunzel salió del salón principal y se dirigió a su habitación.

Algunos estaban en el comedor desayunando en silencio cuando llegó la pelinegra y abrió la puerta de golpe.

—¿Dónde está Norte?—preguntó con firmeza.

—Él se fue al pueblo, para ver que todos estuvieran bien— Anna habló.

—Bien, gracias— dio la media vuelta y se fue.

—¿Está molesta?— Tadashi preguntó.

—Está triste— respondió Eugene.

—¿Cómo lo sabes?— volvió a preguntar.

—Sus ojos expresan tristeza, desde que llegó aquí tiene esa mirada— siguió comiendo mientras cerraba los ojos.

—Pitch es el culpable de todo— la castaña finalizó el tema.— Ahora es momento de hacer el plan para acabar con él— se levantó de su silla y salió por la puerta que estaba detrás de ella.

Bian, por su parte, ya estaba en busca de Norte para que hicieran un plan final.

—¡Norte!— gritó al verlo.

—Oh, Bian, ¿qué haces aquí?— preguntó confundido.

—¿Qué haces tú aquí?— devolvió la pregunta.— Éste no es tu trabajo. Tu trabajo está allá— señaló al castillo.— Y sabes que hay algo pendiente que no puede esperar— habló molesta.

—Ya tengo el plan, se llevará acabo hoy— respondió con toda la serenidad del mundo.— Y éste también es mi trabajo, soy un Guardián, estoy aquí para protegerlos y cuidarlos— caminó hacia una casa y tocó la puerta.

Hielo oscuro: tu mayor miedo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora