El quinto espíritu

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❄️Narradora❄️

Mientras el peliblanco llevaba en brazos a la platinada, en Arendelle estaban ocurriendo muchas cosas a la vez.

—¿Dónde esta Hada?— llegó Conejo al salón de baile.

—Ella no... Pitch lo hizo— Bian habló con lágrimas en los ojos.

Conejo cayó de rodillas al suelo y los demás Guardianes quedaron en trance.

—¿Y Jack?— Norte preguntó con miedo de la respuesta.

—Salió a buscar a Elsa, aún no sabemos que pasó con ella— la castaña habló a sus espaldas.

—Majestad, ¿está bien?— estaba preocupado por todos.

—Sí, gracias Norte, sólo estoy triste y preocupada— respondió cabizbaja.

Escucharon un fuerte viento en la ventana. Voltearon para ver qué sucedía, y era Jack con Elsa en brazos.

—¿¡Qué fue lo que le pasó a mi hermana!?— Anna corrió hacia ellos.

—Sólo se desmayó, ella está bien— respondió calmado.— Necesita a Rapunzel, ¿dónde está?— vio hacia todas direcciones.

—En el balcón, se siente terrible por lo de Hada— la pelinegra respondió mientras se acercaba.

Jack la dejó en brazos de Anna y voló hacia el balcón para ir con Rapunzel.

—Sé que hiciste todo lo que pudiste, no es tu culpa— puso su mano en su hombro.

—Jack... yo no pude hacer nada— sus lágrimas no dejaban de salir.

—Elsa está aquí, y ahora mismo te necesita— la ojiverde volteó a verlo.

—Llévame con ella— subió a la espalda del albino y bajaron hasta el salón principal.

Al llegar, se toparon con algo desagradable, el pelinegro estaba intentando acercarse a Elsa mientras que Anna lo estaba deteniendo.

—¡Aléjate de ella!— Jack caminó rápido hacia donde estaba Tadashi.

—Sólo quiero ver cómo está—  dijo en su defensa.

—Ella está bien, y estará mejor cuando te vayas— el ojiazul lo miró con odio.

—Contrólense, no es momento para pelear— se puso entre ambos jóvenes.—Nadie esta de humor para escucharlos discutir y capaz se vayan a los golpes, mantengan su distancia— Norte los separó un poco más.

Ambos chicos suspiraron y se sentaron en sillas de mesas alejadas entre sí.

La rubia comenzó con su melodía para poder ayudar a Elsa.

Flor que da fulgor, con tu brillo fiel, trae lo que perdí. Volviendo a lo que fue... a lo que fue— todo su cabello brillaba, incluso con una intensidad mayor que la de antes.

—Gracias por ayudarla, deberías descansar— el ojiazul tocó su hombro para darle ánimos.

La platinada comenzaba a abrir los ojos poco a poco, mientras Anna sostenía su mano y los demás simplemente desviaban la mirada para evitar encontrarse con los ojos de alguien más.

—Anna...— susurró al ver a su hermana.

—¡Elsa!— apartó un mechón que cubría sus ojos.— ¿Estás bien? ¿Qué pasó?— comenzaron las preguntas.

—Yo... llegué tarde— lágrimas estaban empapando su rostro.

—¿De qué hablas?— preguntó su hermana.

Hielo oscuro: tu mayor miedo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora