Déjame cuidarte

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Narra Jack

Después de un día nevado agotador, me quedé dormido en un sillón pegado a la ventana que se encontraba en la habitación de Elsa.

¿Cómo llegué aquí? Pues nuestra querida Reina tenía síntomas de enfermarse y me quedé en su habitación para ver que todo estuviera en orden.

Eran las 6 de la mañana y escucho quejidos por parte de Elsa.

—¿Te sientes bien?— pregunto acercándome hacia ella.

—¿Te digo la verdad?— yo asiento.— Me siento fatal— confesó abrazándose a sí misma.

—Le voy a decir a Anna, no me tardo— salí corriendo hacia la habitación de Anna, toco la puerta y ella abre.

—¿Qué sucede, Jack?— pregunta confundida y adormilada ante mi presencia ahí.

—Es Elsa, está enferma— le digo preocupado.

—Deja me cambio y voy a su habitación— cerró la puerta y me dirijo con Elsa.

Cuando di la vuelta al pasillo, vi a lo lejos a Tasashi y me regresé al anterior pasillo. Asomé un poco la cabeza y vi que entró a la habitación de Elsa.

Sigilosamente me acerqué hasta la puerta pero no se escuchaba nada, así que salí por la ventana que se encontraba detrás de mí y volé rodeando hasta la ventana de Elsa.

—Ayer te vi mal y quería ver cómo estabas— habló ese hombre y noté que Elsa estaba dormida.— Me tengo que ir, hasta pronto, Elsa— le dio un beso en la frente y salió de ahí.

Entré por la ventana y me senté a su lado, le toqué su mejilla y estaba ardiendo.

—Ya estoy aquí— se anunció Anna y al ver a Elsa dormida se acercó rápidamente.

—Está ardiendo, ¿hay un doctor?— cuestiono viendo a Elsa.

—¿Te puedes quedar con ella?— pregunta y yo asiento.— Bien, iré por el doctor al pueblo, le pediré a Kristoff que me acompañe. No tardo— avisa y sale en camino hacia el pasillo.

Después de una media hora más o menos, llegó Anna acompañada del doctor. Comenzó a checar a Elsa y él habló.

—La Reina estará bien, sólo debe estar en reposo y denle esto por favor— de un estuche que traía sacó un frasco con medicina al parecer, y se lo da a Anna.

—Lo haremos, gracias— agradezco y el doctor se despide para retirarse.

—Bien, ahora yo la cuido— dice Anna cruzada de brazos y yo niego.

—Yo lo hago, le prometí que no la dejaría— dije tranquilo y Anna bajó los brazos rendida.

—Está bien, pero cuando despierte le das su medicina y luego le traeré sopa— termina y sale de la habitación.

Narra Hiccup

Estaba sentado en la sala tomando un café y en pijama, aún era temprano y con el día de ayer, no creo que se despierten a esta hora.

Después de unos cinco minutos, acabé con mi café y tomé unas galletas que estaban en la mesita de centro, escuchó bajar a alguien corriendo las escaleras.

—Hola Hiccup— me saluda antes de salir por la puerta principal.

Es extraño que salga a esta hora, así que me fui, sin antes dejar la taza del café y la envoltura de las galletas en la cocina; a cambiarme para ir tras sus pasos.

Sólo me cambié los pantalones y fue demasiado rápido a mi parecer, y me acerqué a la ventana para luego llamar a Chimuelo.

Después de unos segundos Chimuelo subió a un árbol y subí a él de un brinco de la ventana hasta su lomo, emprendimos vuelo y a lo lejos vi un caballo con alguien cabalgando hacia las afueras de Arendelle.

Hielo oscuro: tu mayor miedo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora