Siempre seré tu Guardián

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❄️Narradora❄️

Jack y Elsa estaban unidos en un abrazo. La platinada no pudo evitar soltar unas cuantas lágrimas.

—Tuve dos vidas Jack... y en ninguna pude salvar a nadie, es como si el destino me castigara por no salvar a mis padres y a mi hermana en mi otra vida— respira profundo.— Bian tuvo que cargar todo ese peso al ser la única que sobrevivió, durante siglos tuvo que cargar con eso, y yo... yo no pude salvarla— hundió su rostro en el hombro del peliblanco.

—No fue tu culpa— le acarició su cabello.— Yo te ayudaré a proteger a quienes están ahora mismo con nosotros— se separó un poco de ella.— No estás sola en esto— le dio un beso en la frente.

—Te amo, Jack— lo abrazó, aferrándose a él.

La boda de los albinos sería dentro de muy poco tiempo, a unas semanas de que se realizara el evento más esperado del pueblo y de los reinos vecinos.

—¿Adónde vas?— la ojiazul preguntó a su hermana al verla preparar un caballo.

—Iré a Northuldra, quiero saber cómo están los sobrevivientes— la platinada respondió con calma.

—¿Puedo ir contigo?— Anna estaba preocupada por ella.

—Esta bien, mañana por la tarde ya estaremos aquí de nuevo— Elsa le dio una sonrisa.

Ambas hermanas salieron de Arendelle, pasaron por la Montaña del Norte y la nostalgia no tardó en llegar.

—¿Sabes? No quise la inmortalidad porque no soportaría un mundo donde no estés— la platinada comenzó a hablar.

Anna volteó a verla, un poco conmovida y sorprendida.

—Quiero que tengas una larga vida y llena de felicidad, al igual que todos en Arendelle. Me esforzaré para que así sea— Elsa devolvió la mirada, no esperaba una respuesta de Anna, sólo quería que ella supiera eso.

—Te adoro Elsa, gracias por esforzarte todos los días por los demás— le ofreció una cálida sonrisa a su hermana.

Después de unas horas llegaron a Northuldra, Ryder fue el primero en saludar a Elsa.

—¡Que gusto verte!— se acercó para darle un abrazo.

—Te enteraste de todo, ¿no es así?— preguntó sutilmente.

—Sí... ¿estás bien?— devolvió la pregunta.

—Fue algo muy difícil para mí, aún no puedo superarlo, mucho menos lo que pasó aquí— Anna los veía, y parecía confundida.

Elsa notó la confusión de Anna, pero decidió hablar de otros temas, como lo es su boda y quería invitarlos a todos.

Después de un rato hablando con todos, Elsa fue a dormir en una cabaña junto con su hermana.

—Elsa...— la llamó.

—¿Sí?— respondió mientras acomodaba unas cobijas que le habían dado para pasar la noche.

—Nunca me contaste lo que pasó aquí— trató de sonar tranquila y sin molestar.

—Es algo de lo que prefiero no hablar Anna...— un tono triste se adueñó de su voz.

—Sé que no quieres, pero, también sé que ni siquiera se lo dijiste a Jack— la platinada se puso un poco tensa.

Elsa volteó a verla con los ojos llorosos, la castaña al notarlo fue a darle un abrazo.

—Mataron a muchas personas por mi culpa. Las mataron porque sabían que tenían algún tipo de relación conmigo— su voz apenas y se escuchaba debido a que estaba abrazando muy fuerte a su hermana.

—Aquí estaré para ti— Anna la seguía abrazando.

—Una de las razones por las que no quise la inmortalidad, fue porque, siento que al yo estar viva, sólo traigo muerte y destrucción— se separó un poco de su hermana.

—¿Por qué dices eso?— Anna estaba preocupada de esos pensamientos.

—En mis dos vidas, mis padres murieron por culpa mía, al igual que muchas otras personas. No quiero sentirme así por siempre, prefiero estar en mi reino y hacer felices a todos, y ser feliz yo también— respondió sin más.

—Nos haces felices a todos— levantó su mentón para que la viera.

—Tú me haces feliz a mí, quiero cuidarte y protegerte siempre que viva— le dio una sonrisa reconfortante.

—Descansa, ya fue mucho por hoy— dio pequeños golpecitos a la almohada en señal de que se acostara a dormir.

—Buenas noches, te adoro— fue lo último que dijo antes de quedar profundamente dormida.

Al día siguiente, las dos hermanas se despidieron de todos después de que confirmaran su asistencia a la boda de la platinada, se fueron en sus caballos.

El viento se sentía ligero, la sensación de pasar por el bosque se sentía segura, ya no era como antes, cuando todo el tiempo tenían que estar alertas en caso de un ataque sorpresa.

Elsa poco a poco fue relajándose y sintiendo ese cambio en su vida, empezó a sentirse libre, con más energía que antes.

La fecha de la boda cada vez estaba más cerca, Elsa y Jack estaban muy emocionados al igual que todos.

—Estoy muy contento de ver cómo vuelves a tener una sonrisa en tu rostro todo el tiempo— Jack sonrío con amor.

—Todo es gracias a la gente que me rodea, ¿y adivina qué? Tú eres una de esas personas— le dio un beso corto en los labios, a lo que el peliblanco sonrió bobamente.

Jack estaba tan enamorado, pero aún así debía estar lejos de Elsa un tiempo, no podía descuidar su trabajo de Guardián, la platinada llevaba un mes como Guardiana, no aceptó la inmortalidad pero sí ser Guardiana, es algo que quiso para darles una mejor vida a todo aquel que pudiera.

Cada cierto tiempo, todos los Guardianes se reunían en el Polo Norte para dar sus reportes, e informar si había algún cambio, también aprovechaban para hablar de todo lo que habían hecho en ese tiempo que no se vieron.

—Falta una semana para la boda y estoy muy nerviosa, podré ser la señora Frost— rió un poco.— Suena muuuuy de viejitos— ambos rieron juntos.

—Qué te parece si lo dejamos en "mi esposa", ¿suena mejor?— Jack estaba bromeando.

—Dejémoslo en "Elsa", es corto y bonito— arrugó su nariz en señal de gracia.

—Después de la boda toca reunirnos con los demás, ¿no te molesta o no te causa problemas en el reino cuando sales?— Jack preguntó.

—No, Anna se ha encargado muy bien en los días en los que estoy ausente, es de gran ayuda— responde caminando hacia su espejo.

—Te ves linda— se puso detrás de ella.

—Nos vemos lindos juntos— sonrió de oreja a oreja.

El peliblanco hizo que Elsa se volteara para verlo.
Tomó su mentón e hizo que cruzaran miradas, las mejillas de la platinada se tornaron de un rojo sutil.

—Te amo, siempre seré tu Guardián— Jack comenzó a besar a la platinada.

Se separaron del beso y juntaron sus frentes.

—Gracias por todo Jack, te amo— Elsa abrazó a Jack con mucho amor.

Ambos se sentían seguros y felices con el otro, y en sus adentros, querían que ese momento durara para siempre.

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Hielo oscuro: tu mayor miedo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora