Cap 3.

484 34 3
                                    

Sólo habían pasado unos minutos desde que estaba sentada en el puesto del copiloto, al lado de mi mejor amigo, y ya estaba tan nerviosa como una adolescente en la espera de una prueba de embarazo.

Me había pasado la tarde y noche del día anterior, buscando una canción para mostrarle la mañana siguiente, -es decir ahora- al nuevo amigo de Taylor; Jeremy. Y al fin había conseguido construir una decente versión del éxito de Alanis Morissette; "What If God Was One Of Us".

Sabía que no era muy movida, ni muy divertida, pero le quedaba bien a mi voz. Debía funcionar, o eso deseaba.

Y rayos, amaba esa canción.

Eché mi cabeza hacia atrás, soltando un largo suspiro.

-Me quiero ir a la misma mier...

-No lo digas.

Interrumpió Taylor mi queja, y lo miré extrañada.

-¿Eh?

-Me he tragado dos sopas de lentejas y ahora el estómago me lo está reclamando.

Solté una pequeña risa.

-Si te vas a echar uno, avisa para irme caminando.

Observé cómo sus mejillas se coloraban un poco, evitando mirarme.

-No...-sonrió con timidez-... No voy a dejar salir una flatulencia, Hayls.

Volví a reír.

-Flatulencia...¡Pero qué macho!

-¿Quieres probar?

Alcé mis manos entonces, levantando mis cejas.

-No, paso.

Ambos reímos ligeramente y continuamos mirando el camino.

Traté de no pensar mucho en que olvidaría la letra, o la melodía, o entrara en el tiempo equivocado o peor aún; desafinar. En serio buscaba la manera para dejar que mi panza me cobrara toda la seguridad que había adquirido la noche anterior, pero se me dificultaba un poco. En serio quería agradarle. En serio quería entrar en esta banda.

En serio quería comenzar.

-¿Cuánto falta?

Pregunté haciendo un puchero, mirándolo a pesar de que sabía que él estaba increíblemente concentrado en el camino. Sin embargo, se tomó un segundo para ver mi rostro.

-Estoy cerca. Como a dos cuadras.

Asentí y de inmediato mi barriga rugió. Taylor volvió a observarme rápidamente, dejando escapar una leve carcajada.

-Eso sonó muy satánico.

Reí con él entonces y coloqué una mano sobre mi vientre.

-Estoy nerviosa como el infierno. ¿Crees que salga bien?

-Eres Hayley Nichole Williams. Tu voz nació para ser escuchada.

Abrí mis labios algo conmovida con su comentario y llevé mi mano hasta su melena, despeinándola un poco.

-Eres un tonto cursi, te adoro tanto.

Taylor estacionó el auto y mi respiración se detuvo por unos segundos. Habíamos llegado.

Mi mejor amigo se percató de mi, al parecer, evidente ansiedad y palmeó suavemente mi hombro.

-Te irá bien, Hayls. Deja de preocuparte.

Suspiré y desabroché mi cinturón.

-Que Lennon me acompañe.

Y con esto, ambos nos bajamos de su viejo automóvil, caminando hacia la entrada de la pequeña, pero humilde casa.

Interlude; She.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora