Cap 40.

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Una semana despúes.

Un golpeteo en seco se escucha caer a escasos centímetros de mi nariz, sobre la mesa y algunas páginas parecen casi desplomarse frente a mis ojos.
Frunzo el ceño ante el panorama prácticamente destrozado encima de la madera en la que apoyaba mis brazos. Estiro mis dedos recorriendo dicha superficie plana y acerco la hoja que contenía el titular principal, y el que había captado toda mi atención.

-¿Qué es esto?

Murmuro, pasando mi vista por el encabezado. Sus ojos me miran con estudio sin dejar el brillo burlón en ellos, sentándose frente a mí juntando sus manos sobre la fina tabla.

-¿Creíste que tu hermoso trasero realmente iba a pasar desapercibido frente a las cámaras?

Relamo mis labios, entrecerrando mis ojos buscando seguir leyendo.

-"Amanda Jones; ¿Nuevo amor de Billie Joe Armstrong? Al parecer, nuestros rumores parecen ser ciertos. Aunque ésta misteriosa chica no quiso dejarnos ver su rostro totalmente, podemos deducir que esta melena naranja es la que comparte el tiempo con nuestra estrella punk y posiblemente, sus labios. ¿Es esta nuestra nueva IdiotGirl o simplemente otra diversión más de Armstrong?"-Abro mis labios al terminar de citar aquello y bajo dicho periódico, mirándole con asombro- ¿Chica misteriosa? ¿Amanda Jones? ¡Ni si quiera les di un apellido!

Billie suelta una carcajada que hace que su cabeza se eche ligeramente hacia atrás. Lo observo confundida, no entendía qué tenía de diversión eso.

-Joder, preciosa. Es la prensa, inventan hasta que salgo con mi abuela. Que no te sorprenda si llegan a escribir sobre tu hermoso trasero, lo cual por cierto sería asombroso.

Levanto mi ceja, retándole con la mirada.

-Tú tienes un gran problema con mi trasero.

Tomo dicha hoja de nuevo, estudiando la fotografía de él y yo caminando hasta su auto.
Escucho cómo Billie se levanta, y de pronto siento sus manos sobre mis hombros y su aliento golpeteando la delicada piel de mi oreja.

-No me culpes por amarlo, casi tanto como a ti.

Sonrío ante la suavidad de su voz y éste deposita un pequeño beso en mi mejilla. Volteo para mirarle, mordiendo mi labio inferior con algo de nerviosismo.

-Lo siento, es que realmente me preocupa que llegue a afectarte de algún modo. O que ya no podamos salir sin que nos persigan, o cualquiera de esas cosas.

Billie se aleja con paso flojo hasta la cocina, donde rebusca en su refrigerador una lata de cerveza y pasa una mano por su espesa cabellera negra.

-No te preocupes, preciosa. Nada de lo que ellos escriban puede afectarme, créeme. He lidiado con eso todo este jodido tiempo.

Transformo la línea de mis labios en una mueca y chasqueo mi lengua, rodando levemente los ojos.

-Son tan endemoniadamente asquerosos. Peor que una maldita picazón en el trasero.

Billie ríe entre dientes, acercándose a mí mientras traga su bebida. Coloca dicho recipiente a mi lado, rodeándome con sus brazos sin tocarme en el proceso, y acerca sus labios a los míos, mientras aún me mantengo sentada e inmóvil en mi silla. Amaba esta escasa distancia.

-¿Tan asquerosos así? -Su boca roza la mía, provocando un cosquilleo que recorre mi espalda y cierro mis ojos unos instantes- ¿Por qué mejor no vamos y hacemos una de esas asquerosidades allá arriba?

Río levemente, y dirijo mis manos hasta su cuello para tomar éste entre mis dedos, y juguetear con los cabellos de su nuca.

-Eres tan directo, Armstrong.

Interlude; She.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora