Cap 33.

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Estaba esperando cualquier jodida reacción típica de una maniaca niña psicópata celosa.
Estaba preparado para sentir el terrible y doloroso ardor en mi mejilla de unos dedos y uñas a medio clavar en mi piel.
Estaba listo para que mis tímpanos estallaran con su grito en queja.
Estaba listo para recibir todo el regaño que vendría encima, y que sería lo idóneo.

Estaba jodidamente preparado para todo... Excepto para lo que realmente sucedió.

-Billie...

Siento unos pequeños y delgados brazos envolver mi cintura mientras una melena naranja se esconde entre mi pecho, haciendo que minúsculos mechones colorados se colaran en mi nariz, causando un ligero cosquilleo que me distrajo por unos segundos.

Pestañeo un par de veces, dándome cuenta de que ahora abrazaba a la pelirroja en un agarre que ella misma había creado.
Siento una leve presión tocar seguidamente mis costillas, y rápidamente bajo mi mirada para darme cuenta, de que ahora ella dejaba cortos besos en mi pecho.
Junto mis cejas, confundido por su forma de actuar ante tal escena que había presenciado.

-Billie, Billie...-murmura ella alzando su rostro y envolviendo el mío entre fríos y finos dedos, sonriendo con inocencia y ternura- Qué bueno que estás aquí.

Muerdo mi labio inferior, buscándole lógica a todo esto.

Sí, ya sabía yo que no tenía culpa alguna de que aquella rubia con complejo de terapia para la tos, llegase a besarme de la jodida nada. Pero, eso no fue lo que pienso que debía captar a simple vista una mujer.

¡Vamos! Son las máquinas en suposiciones y locuras. Se hacen mente por cualquier cosa y le buscan todo tipo de significado absurdo e ilógico a todo asunto que a veces ni tiene razón de ser. Se complican la jodida existencia haciendo planes, ideas, diccionarios y hasta dibujos sobre las posibles razones y verdades "ocultas" por las que un simple chico las viene a saludar.
¿Pero qué mierdas? ¡Tan sólo fue a saludarte! No te creas la gran mierda cuando saludamos hasta al paquete del condón que nos compramos en cualquier farmacia, para follar a cualquier chica de las cuales tal vez y con suerte seas tú, si tienes buen trasero.

Tanto drama por una tontería.

Otra razón más por la cual no quería enrollarme en esta mierda del "amor" y sus maniobras. A veces uno sólo quiere meter sus asuntos, disfrutar y ya. ¿Por qué lo hacen tan difícil y problemático? Mujeres...

Y a pesar de todo eso estaba enamorado de una. Quien ahora actuaba jodidamente extraño. Comportamiento que no debería asombrarme viniendo de un ser con vagina, pero aún así lo hacía.

Digo, lo primero que tuvo que captar fue que nuestros labios estaban juntos. Ella no sabía la historia, tenía que suponer ello, ¿no?
¿Habrá visto cuando la aparté?

-Estás tan callado, amor. ¿Ocurre algo?

Su voz suena suave y cálida, mientras unos ojos verdes me apuntan con adoración.
No se parecía en nada a la Hayley que hace casi nada me estaba mandando a la mierda.

-Eh, sí, preciosa. Todo bien. -relamo mis labios, envolviendo su cintura entre mis manos, algo vacilante. Pero ella no se apartó ni un milímetro- ¿Tú estás bien?

Una risa cantarina se escapa de sus labios.

-Estoy más que bien, tonto. ¿Podemos irnos?

Sus cejas se alzan, al mismo tiempo que su labio inferior sobresale ligeramente, formando una especie de "puchero" que me absorbe con velocidad.
Trago saliva, aún sorprendido de mi suerte.

¿Ella realmente quería que la llevase a otra parte? ¿Conmigo? ¿Es que acaso ya se había olvidado de la discusión anterior? ¿Estaba en verdad actuando de esta manera tan... Jodidamente agradable?

Interlude; She.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora