Cap 31.

249 26 4
                                    

Cierro la puerta en un golpe súbito y me dispongo a girar sobre mis talones, comenzando a mover mis repentinos pesados pies en dirección contraria, a toda la velocidad que me permite mi cuerpo en ese momento.
Siento mis piernas temblar, vacilantes ante mis acciones. Juraba que en cualquier momento iba a caer, en especial porque las lágrimas bañaban en demasía mi rostro, agotando mi vista.

-¡Hayley!

Escucho su voz a mis espaldas, gritando en un ronco gruñido lleno de súplica. Limpio con el dorso de mi manga mi barbilla húmeda de sal y cierro mis ojos con fuerzas, buscando extraer la mayor cantidad de llanto y así lograr ver mejor.
Continúo caminando, sin importar qué.

-¡Maldición, pelirroja! ¡Regresa!

Oigo de nuevo su tono, esta vez un poco más cerca y gimo con agonía. Lamentaba no ser más rápida, lamentaba no poder correr en ese instante.

Siento entonces cómo alguien toma mi brazo con fuerzas, deteniendo mi paso y es cuando giro de repente, sintiendo la ira inundar mi pecho.

-¿¡Pero qué demonios pretendes, Billie Joe!?

Observo sus ojos verdes mirarme, mientras sus gruesas cejas se alzaban, llenas de confusión. Reprime sus labios en una fina línea exponiendo la molestia que experimentaba.
Siento mi boca temblar, reclamando por tratar de ocultar mis ganas de continuar llorando.

-Hayley, joder, tan sólo deja que reorganice toda esta mierda en mi cabeza, por favor.

-¿De qué mierdas hablas, Billie? ¿Qué es lo que debo esperar para saber?

Sacudo mi brazo, liberándome de su agarre y gruño en desagrado conmigo misma, al notar que más líquido se escurría de mis ojos.
No entendía porqué estaba así. Porqué no quería contarme qué rayos ocurría.

-Maldición, deja de llorar. No soporto verte así.

Él alzó sus manos, buscando con sus dedos mis mejillas pero las alejé, empujándolas fuera de mí piel húmeda.

-Quieres que deje de llorar pero no quieres contarme la razón por la que lo hago. No comprendo qué pudo haber pasado para que no desees decirme, Billie...-Lo observé, nublándose aún más mi visión- ¿Es que...? ¿Estuviste con otra, Billie? ¿Te-Te gusta alguien más?

No pude terminar bien mi cuestionario, cuando éste gritó indignado, sacudiendo su cabeza con fuerza.

-¡No! ¡Joder, no! -Miles de cabellos negros bañaron su frente, mientras aquellas perlas verdes buscaban las mías- ¡Mierda, Hayley, sólo te quiero a ti! ¿Cómo mierdas dudas de eso?

-¡De la misma manera en que tú no quieres decirme qué demonios pasó en ese viaje!

Su rostro se contrae en una mueca y lleva sus manos a su rostro, gruñendo.

-¡Maldición!

Profiere con furia latente y respira rápidamente. Suspiro, rodando mis ojos.
Sabía aquello. Él no diría nada.

-Adiós, Billie Joe.

Me suelto de su agarre entonces, y esta vez comienzo a correr, tan rápido como puedo, tan alterada como mis ruidosos pasos lo anunciaban.

Corro, como una chiquilla huyendo de su pesadilla. Sólo que esta vez, yo huía de mi más grande sueño, y peor miedo de todos.

El calor invade cada parte de mí, haciendo que mis facciones ardieran con fuerzas.
La humedad se apodera de mi cuerpo, logrando que un líquido lleno de sal bañara mi rostro, y que la tela de mi camiseta se adhiera a la piel mojada de mi espalda con sobre-protección.
Mis piernas duelen, cansadas de tanto andar con rapidez por aquellas calles, hasta llegar a mi casa.

Interlude; She.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora