Varios gritos y voces interrumpieron el profundo e inmenso sueño en el que me hundía, pero del que ahora comenzaba a flotar hacia la superficie. Era una especie de ruido inferior, como si viniese de mis pies, o de algún piso debajo del que me encontraba.Pero mi casa era de una sola planta, y no podía existir otro mundo bajo mi cama, que ahora reclamaba con una estruendosa huelga. No podía haber eso, no en mi casa.
Pero no era mi casa.
Me levanté rápidamente, desordenando las sábanas de Billie Joe. Una fuerte punzada llegó a mi cabeza, como si hubiesen miles de cuchillas entrando en mi piel en sólo un segundo, todas al mismo tiempo. Hice una mueca de dolor, llevando mi mano hacia mi cabello.
¿Me había embriagado la noche anterior? ¿Había sido fuerte? ¿Y qué rayos hacía en casa del ojos verdes?
-Diablos...
Murmuré, alzándome sobre mis pies y saboreando amargo en mi boca. Tambaleándome ligeramente, entrecerraba mis ojos a causa de la luz que entraba por la ventana, tratando de salir en busca de respuestas.
Me apoyé en la pared, y girando mi cabeza, observé mi reflejo en el espejo del pasillo al salir de la habitación. Llevaba puesta la ropa del festival aún, pero mi rostro lucía terrible, mis mejillas rojas en demasía y unas bolsas moradas colgaban bajo mis ojos con egoísmo, contrastando con el desastre que mi cabello era en aquel momento.
Busqué acomodarlo levemente con mis dedos, y continué, rumbo al salón.
El ruido aumentaba conforme me acercaba a la sala principal, bajando las escaleras con algo de lentitud.
Billie tampoco estaba ahí, sólo las cuatro paredes silenciosamente vacías.
¿En dónde demonios estaba y por qué presentía que algo iría mal?
Fruncí el ceño, observando un vaso de agua sobre la mesa de centro, a medio tomar, manteniendo aún la humedad en el cristal, además de los hielos que continuaban todavía con un tamaño proporcionalmente cercano al original. No hace mucho había estado allí, o eso deducía.
Suspiré, pensando en dónde podía estar. Y entonces algo captó mi atención.
La puerta que daba al exterior no estaba completamente cerrada, y de allí provenía el alboroto que aturdía mis oídos ésa mañana.
Sea lo que fuese, iba a descubrirlo.
Sólo tuve que dar unos pasos ligeros hacia delante, sintiendo el frío del suelo contra la planta de mis pies, y estirando mi brazo sin esfuerzo, envolví la manilla entre mi mano, para atraerla hacia mí, liberando una gran cantidad de luz.
Mis ojos se vieron irritados ante la luminosidad, y aquel ruido aumentó.
Ante mi vista, se cernía una multitud llena de cámaras, micrófonos y rostros atónitos, apuntando hacia el piso, y luego hacia un Billie Joe Armstrong, vestido con pantaloncillos holgados y una camiseta, junto a una actitud que me extrañó apenas ésa imagen cayó frente a mí.
Mientras mi vista se adaptaba a la luz solar, logré captar cómo éste contraía sus manos en puños, observando hacia sus pies. Sus hombros se alzaban con mayor velocidad de lo acostumbrado, revelando el nivel de rapidez de su respiración. Estaba alterado, ¿pero por qué?
Me acerqué ligeramente, saliendo por completo hacia las afueras de la casa, y de pronto varios lentes apuntaron hacia mí, advirtiendo mi presencia.
Fruncí el ceño ante ello, ocultando mi rostro con dificultad con una de mis manos, buscando acercarme a Billie, para saber qué demonios pasaba ahí.

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Interlude; She.
Fanfic"El que haya dicho que el amor es complicado, se ha equivocado como la mierda. El amor es el simple jodido sentimiento correspondido por el otro, es ser feliz con eso. ¿Lo complicado? Nosotros, y nuestro maldito masoquismo de escoger a quien jamás...