Santos tintes, lo tenía.
Estaba en mis manos y los números bailaban a mi alrededor como estúpidas imágenes borrosas casi totalmente confusas. Aunque lo negase, estaba temblando levemente, mirando la pantalla de mi teléfono y desviando la vista hacia mis otros cinco dedos, donde se hallaban aquellos dígitos en tinta negra.
Me asustaba un poco la idea de oprimir aquellas teclas de mi celular y dar permiso para que este llamase. Parecía mentira pero sí;
Estaba nerviosa de marcarle a Billie Joe."Vamos, Hayley, tú puedes. No es la gran cosa, ni si quiera es tan importante. Es otro idiota más", repetía en mi cabeza una y otra vez, visualizando en mi pantalla aquel signo parpadeante que me invitaba a llamar.
"Si no es la gran cosa, y en realidad no te afecta, ¿Por qué estás tan ansiosa? ¿Por qué estás tan...? O es que... ¿Acaso te gusta?".
Un nudo se formó en mi garganta ante esa acusación que hizo mi consciencia.
No... Él no, no podría... No... No, definitivamente no. No.
"¿Y por qué dudas tanto...?" volvió a cantar con sarcasmo y rodé los ojos, buscando llevarle la contraria a como dé lugar. No tenía razón. Billie Joe simplemente no podía gustarme. No y no.Y para demostrarle aquello, me armé de valor, oprimiendo rápidamente aquellos números, para entonces con firmeza y casi sin ver, dar paso a la llamada que ya comenzaba a realizarse.
"Rayos...", estuve a punto de perder toda valentía que había adquirido, buscando cortar la llamada cuando entonces escuché su voz al otro lado de la línea, clara y segura;
-No soy Billie Joe.Enarqué una ceja y miré al frente. Claro que era él, por supuesto que lo era. Conocía bien aquel tono de voz egocéntrico y su odiosamente inevitable sarcasmo picando en su lengua.
-Eh, claro, entonces supongo que yo tampoco soy yo.
Creí captar un indicio de alguna risa tras mi vaga respuesta, pero fue tan rápido que no pude saber si realmente había sucedido.
-¿Quién habla?
Era el momento. Relami mis labios y aclaré la garganta.
-Soy Hayley.
-¿Cuál de tantas hermosas Hayleys que conozco?
Entrecerré mis ojos, algo irritada al parecer, por aquello. Aunque no sabía el porqué exacto de mi desagrado.
-Supongo que no le regalas discos a todas las Hayleys, ¿o sí?
Esta vez, sí lo escuché reírse levemente. Entonces se hizo silencio unos segundos, para dar paso a su voz, ahora más cálida.
-Joder, eres tú, pelirroja...-Sentí como una sonrisa forzaba mis labios para salir y traté de reprimirla-.. ¿A qué le debo el jodido honor de recibir una llamada tuya?
Aclaré mi garganta buscando las palabras exactas y suspiré.
-Pues yo sólo... Quería agradecer por el cd.
-¿Ah, sí? ¿Qué se siente que le hayan hecho el amor a tus oídos?
Callé. Vaya expresión. Qué sutil, Billie Joe, ¡qué raro de ti!
-Es... Son excelentes.
-¿Sólo eso?
Negué con mi cabeza aún sabiendo que él no podía verme y dejé escapar un suspiro, rindiéndome.
-¡Dios, no! Son excelentes, son geniales, en serio son...
-Pelirroja...-oí su voz interrumpirme e hice silencio, algo confundida- No discutiré sobre buena música por llamada.

ESTÁS LEYENDO
Interlude; She.
أدب الهواة"El que haya dicho que el amor es complicado, se ha equivocado como la mierda. El amor es el simple jodido sentimiento correspondido por el otro, es ser feliz con eso. ¿Lo complicado? Nosotros, y nuestro maldito masoquismo de escoger a quien jamás...