Cap 45; Final.

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Unos meses después.

“…La gira de Green Day; American Idiot ha estado siendo todo un éxito. El mundo entero los aclama y alaba proclamándolos incluso los segundos reyes del punk, seguido de The Ramones. Definitivamente el líder de ellos, Billie Joe Armstrong, debe sentirse honrado al escuchar su voz en tantas radios, televisores, calles y bueno… El mundo entero, ¿No lo crees así, Joan? Regresamos contigo a los estudios”. 

Muerdo mi labio inferior, mientras las voces de los periodistas y comentaristas de las noticias pierden mi atención cuando mi mente me absorbe de nuevo. Por instinto, me encuentro aferrándome al corazón de plata en mi cuello, como si  mis dedos pudiesen fundirse en el.
Su imagen prácticamente se congela en la pantalla, observándolo dejando todo en los escenarios, gritando y gruñendo las letras de sus canciones. Siendo toda una estrella.

Y pensar que hace tan poco tiempo era todo lo que me brindaba el calor que necesitaba en los días y noches, que más congelada me hallaba.
Él era lo único que buscaba cuando necesitaba consolarme, reír o solo pasar el rato. En realidad, él era lo único que necesitaba y necesito aún para vivir en vez de sobrevivir.  Pero así era ahora, debía conformarme con las finas sabanas de mi habitación, y su música, que era un buen alivio en ocasiones, desde que se fue.

Como era de esperarse, los rumores cesaron y ya para finales de mes, nadie recordaba el nombre de Amanda Jones ni su identidad. Los focos estaba perforando la imagen de Green Day quemando las tarimas de todo el mundo, y lo demás había pasado más que a segundo plano, a un quinto. Hayley Williams estaba en perfecto estado, limpia de sospechas, al igual que todo Paramore, que definitivamente debo agregar; le estaba yendo de maravilla.

“All We Know Is Falling” estaba a punto de salir a la venta, y cuando digo “a punto” me refiero a esta misma tarde.

El álbum había sido terminado tan sólo a unos días después de aquella mañana, cuando llegué prácticamente corriendo a los estudios para anunciar que tenía la portada del disco.
Por desgracia, Jeremy había salido a unas vacaciones un tanto improvisadas y silenciosas, por lo cual apenas y supo de mi idea por teléfono.
Lo bueno fue, que un sillón rojo, una sombra huyendo a un costado y un bonito paisaje detrás era lo suficientemente dramático como para servir de portada. Y por supuesto, las razones detrás de dicha inspiración eran obvias, pero Paul insistió en que no podíamos revelar que aquella sombra era perteneciente a la de un ojos verdes abandonando mis brazos, por lo cual tomamos la decisión de que ocultaríamos dicho significado, diciendo que nuestro bajista había abandonado la banda y que aquella era “su sombra desapareciendo”. Después de todo, las vacaciones de Jeremy no fueron tan inoportunas.
Nos pareció bien a todos, y así finalmente habíamos concluido con la carátula de nuestro primer éxito, o eso esperábamos que fuera.

Las canciones eran bastante buenas francamente, muy bien instrumentadas y… Pensadas. Algunas, más pensadas que otras, y para ser más especifica; hablaba de My Heart.
No podía negar, y sería una tremenda estupidez si lo hacía, que claramente el dueño de aquellas letras era Billie Joe, y que parte de ellas fueron totalmente tomadas de nuestra despedida. No pude dejar todas esas emociones en mi interior, y como buena enemiga del llanto, tuve la productiva idea de canalizar todo aquello con un lápiz y un papel de una desgastada libreta.
Aunque ya no podía estar en el rincón del bar donde inició todo por haber renunciado desde que empecé mi nueva vida en la música, mi habitación era un buen lugar para dejarme derrumbar por unos momentos.

Después de todo, la música era mi mejor amiga y por siempre iba a ser así. Incluso para ayudarme a buscar debajo de los muebles, los pedazos de mi corazón completamente destrozado.

…Y las postales que me llegaban con su nombre, cuando me comentaba que había tenido tiempo para enviarlas.
Por supuesto, no éramos tan imbéciles como para no recordar el hecho de que existía la mensajería instantánea y las postales (aunque con esta última habíamos tenido muy mala experiencia en un pasado. Eh, eh… Momsen, rubia oxigenada).
Recibía una que otra por semana, con fotos inéditas de su paradero y sus palabras.
Sus palabras… Me llenaban de total felicidad pero también de pena. Era todo un alivio saber que estaba bien, que aún escribía esas últimas dos palabras sobre su nombre, que me extrañaba, pero él no estaba aquí.
Era como oler el delicioso aroma del mejor de los dulces, el mejor de todos, pero saber que no puedes probarlo. Tan sólo olerlo y conformarte con ello, al menos por los momentos. Así era lidiar con su ausencia.

Interlude; She.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora