CAPÍTULO 6

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Límites.

***
CHLOE WILSON.

Camino por los pasillos de la central, ni siquiera me he parado a cambiarme, llevo unos shorts deportivos y una camiseta blanca de tirantes.

Me paro justo en frente de la oficina del capitán y llamó un par de veces antes de entrar.

- Hola - saludo.

- Chloe, me alegro mucho de verte - dice el general. Mi padre y él siempre han sido amigos, así que me conoce desde que era pequeña.

- Yo también me alegro General - lo abrazo.

- Chloe, al menos podrías haber te cambiado - me regaña mi padre.

A estas horas, las formalidades se han acabado.

- Lo siento, el capitán me pidió que llegara rápido.

- No importa, querida - dice el general - quería detallar algunos puntos de la misión antes de irme.

- Claro, señor

- Primero que todo, tu nueva identidad - me tiende una carpeta.

Martina Duvent, nacida en Francia en 1994, 27 años.

- Tus padres se mudaron a Oregon poco después de que tu nacieras y  murieron en un accidente de tráfico cuando tenías dieciséis años, no acabaste la universidad y a los 21 te casaste con un empresario que murió hace 3 años, dejándotelo todo a ti. Vendiste su empresa poco tiempo después para poder disfrutar de una vida libre de cargos y estas en Tucson por unas vacaciones. Hemos pensado que si creen que tienes experiencia en ese mundo confiarán antes en ti.

- De acuerdo, ¿Eso es todo?

- No - dice mi padre - Pase lo que pase, no admitas ser Chloe Wilson.

- No lo haré.

- Ten cuidado, Chloe - dice el general y yo asiento. - La gala será el próximo sabado, el capitán te acompañará para cubrirte las espaldas.

«En una semana»

- De acuerdo

- Todo depende de ti - dice antes de volver a abrazarme y salir del cuarto.

- Nos vemos mañana - se despide mi padre y sigue al General.

Observo al capitán, el cual se ha mantenido en silencio todo el tiempo.

- ¿Estas bien? - digo.

- Claro que lo estoy

- ¿Y por qué no has dicho nada?

- No hay nada que decir

- No quieres que lo haga yo, ¿no es así?

- En realidad me da igual, pero tengo el presentimiento de que va a pasar algo malo.

- ¿Como que?

- No lo se, podrían ser mil cosas.

- Si me matan será culpa tuya - digo - Se supone que tienes que cubrirme las espaldas.

- No se si eres consciente de que tu trabajo es seducirlo - me cambia el tema.

- Tengo unos límites - Respondo

- ¿Crees que van a respetar esos límites? - se acerca mi.

- Yo me encargaré de ello - doy un paso adelante, quedado a unos centímetro de él. Es bastante más alto, así que me obligo a mi misma a mirar hacia arriba para poder mirarle a los ojos.

Mis Reglas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora