CAPÍTULO 24

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Thomas

***
CHLOE WILSON

Dejo el coche en el garaje y entro de nuevo por la puerta de la cocina, aunque no me encuentro un panorama muy agradable cuando llego a la sala.

- No deberías haber dejado que se fuera - le dice Evan enfadado a Thomas.

- Señor, yo... - empieza nervioso.

Yo respiro hondo y me armo de valor antes de hablar.

- Estoy aquí - lo corto y mi prometido se gira hacia mi.

He pasado horas preparándome mentalmente para hacer como si nada de esto hubiese pasado. Tengo que acabar esta misión como sea.

- ¿Donde te habías metido? - se acerca para examinarme.

¿Vas a examinar lo que tu me has hecho, hijo de puta?

- Sofia me ha contado que la has amenazado con echarla a la calle di no te ayudaba - continua.

¿Qué?

- Yo no... - me quedo en silencio - He ido a dar un paseo

- ¿En mi aston martin?

- En unos días será de los dos, ¿no? - me limito a responder.

Él simple hecho de mirarlo a los ojos me causa repulsión.

- Tienes razón - responde y trata de tocarme, pero le aparto la mano de un manotazo - Dejadnos solos - dice al ver mi reacción

- No - respondo rápidamente, pero nadie atiende a mi orden y la sala se vacía inmediatamente.

Gracias.

Yo fijo los ojos en Sofía y ella aparta la mirada.

Zorra traidora.

- ¿Que te pasa?

- ¿Que qué me pasa? - río irónica.
Estoy infiltrada, pero no soy una sumisa. - Me has... Has abusado de mí - le espeto con rabia.

- Eres mi prometida, eso no es una violación

- No se como te han educado a ti, pero a mi me enseñaron que si digo que no es que no - digo

- Soy un hombre, los hombres tenemos necesidades.

- Todos los hombres no son iguales, Evan, eso no es una excusa.

Recuerdo como Eros me ha dado mi espacio antes.

- Esta bien, no es excusa, pero si me hubieses obedecido no habría pasado esto - dice y yo me contengo para no cruzarle la cara con todas mis fuerzas. - Te amo, más que a nadie en mi vida. Nadie podrá remplazar el lugar que ocupas en mi corazón y me matarías si te enfadas conmigo.

Respiro hondo y me repito una vez más por qué estoy aquí.

Es tu trabajo.

- No vuelvas a hacerlo, por favor - le pido y él asiente.

No volverá a hacerlo, pero el daño ya está hecho.

- Y tú no vuelvas a irte así, me has preocupado - dice.

- Esta bien.

Una mujer del servicio pasa por ahí y Evan aprovecha.

- Dile a Thomas que quiero verle - le dice y ella asiente. - ¿Tienes hambre?

- No - respondo - Voy a ir a dormir.

- Bien

- Señor - saluda Thomas

Mis Reglas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora