El club.
***
CHLOE WILSON- Martina, este es Travis, ella es mi esposa - Nos presenta.
Realmente, no esperaba a Travis así, lo imaginaba como el típico tío descuidado y con mala apariencia. Pero todo lo contrario. Debe tener unos 40 años y tiene una auténtica apariencia de sugar daddy. No hay rastro de canas en su cabello, luce de un castaño claro de lo más radiante, ojos marrones y cuerpo escultural. No puedo ver mucho de eso último, ya que lleva una camisa negra y unos chinos beiges. Pero juro que no bromeo al decir que en otras circunstancias me le hubiese acercado y no para hablar precisamente.
- Encantada - lo saludo con dos besos.
- Lo mismo digo.
- Martina se va a encargar de todo esto el tiempo que yo esté fuera.
- ¿Cuanto será eso? - pregunta el hombre.
- Me voy en un par de semanas, estaré unos días fuera.
- Bien - le dice, para después dirigir su mirada a mi - ¿Quieres ver el local? - me sonríe coqueto.
- Claro - respondo. Él coloca el brazo para que me agarre a él, pero Evan se me adelanta y me agarra de la cintura para comenzar a caminar junto a mi hacia el interior del club.
Escucho una carcajada a mis espaldas e inmediatamente Travis se coloca a mi lado.
Debo admitir que me quedo totalmente sorprendida con la elegancia del lugar. Como en la mayoría de los clubes las Luces son tenues, en colores rojo y azul. Hay un escenario en el centro y frente a este una decena de mesas redondas y bajitas, rodeadas por lujusos y cómodos sillones. A la izquierda una enorme barra decora casi la mitad de la larga pared.
- ¿Te gusta? - me dice Travis
- Si - respondo.
Por la forma en la que Evan lo mira deduzco que no sea fía demasiado de él. Lo cual es un punto a mi favor, ya que si consigo acercarme lo suficiente podré sacarle información.
- Te enseñaremos la parte de atrás.
Él camina hacia una puerta que se encuentra junto al escenario y que tiene un cartel que dice «Prohibido el paso».
Saca una llave de su bolsillo y abre la puerta. La iluminación cambia radicalmente, y mis ojos tardan unos segundos en acostumbrarse.
Se trata de un pasillo con varias habitaciones. Tengo miedo de lo que pueda encontrar aquí. La droga, las personas... Todo tiene que estar detrás de esas puertas.
Soy la primera en echar a andar hacia el interior. Quiero saber si lo que necesito esta aquí. Justo cuando voy a abrir una de las puertas Travis se me adelanta y lo hace por mi.
Bebidas. Cajas y cajas de bebidas llenan la habitación.
- Sigamos - dice Evan y yo asiento, volviendo a su lado.
Hay otras dos habitaciones. Me dirijo a la siguiente, en la parte derecha del pasillo. Esta vez me encuentro con la entrada al escenario. Hay una gran cantidad de prendas escasas en tela y tacones de no menos de 15 centímetros, antes de llegar a un hueco que da directamente al escenario.
No tardo en cerrar esta puerta y acercarme a la otra. La última.
Si no hay nada aquí, adiós a mi plan.
Esta vez Travis abre la puerta y entra delante. Esta habitación es mucho más grande que el resto. No se si para mi suerte o para mi desgracia, pero la habitación está llena de chicas. Al menos hay 12. En el centro de la habitación hay algunas camas, y pegados a las paredes se encuentran escritorios y tocadores.
El móvil de Evan comienza a sonar y él lo saca de su bolsillo para ver de quien se trata.
- Ahora vuelvo - me dice y yo asiento.
Camino hacia el interior y tengo la sensación de estar en un horfanato.
Un horfanato de mala muerte.
Observo a las chicas. La mayoría son latinas y asiáticas, aunque también las hay estadounidenses, y apostaría que algunas son europeas. Los moratones resaltan en sus pieles pálidas y sus ojos no muestran otra cosa que pena.
Estoy acostumbrada a encontrarme con situaciones lamentables y horribles, pero no tengo palabras para describir lo que siento al ver esto.
Estás chicas vienen aquí buscando una vida mejor, y estos hijos de puta...
Siento que alguien me toca la pierna y me giro para ver de quien se trata.
Es una niña. Pelirroja y de ojos verdes.
- Eres muy guapa - dice y yo sonrío.
- Gracias, pero tú lo eres más - respondo mientras me agacho para quedar a su altura y ella me sonríe un poco - ¿Cuantos años tienes?
Ella levanta tres deditos y yo finjo impresión
- Vaya, eres muy mayor - digo.
- Martina - me llama Evan - ¿Que haces? - su voz suena como si estuviese cometiendo un delito.
- Estoy...
- Eh tú - llama de malas formas a una de las chicas. También es pelirroja y el parecido es asombroso, pero debe tener unos 18 años, no puede ser su madre - Llevátela de aquí - agarra el brazo de la niña y la lanza contra la chica, la cual se queda un segundo en shock, como si eso haya sido lo peor que hubiese podido pasarle
- Lo siento... - susurra la chica y Travis se acerca a ella y agarra su pelo.
- Ya hablaremos luego de esa mocosa - sisea y ella no puede evitar romper en llanto.
Miro a mi alrededor y todas las miradas se centran en mi. Todas las chicas de la sala me observan como si su vida dependiera de ello. Y de hecho lo hace, su vida depende de mí.
Yo me detengo un segundo para detallarlas a todas. Hay de todos los gustos, rubias, morenas, pelirrojas... Todas parecen jóvenes, entre los 16 y los 20 más o menos. Hay un par de niños y una de las chicas carga un bebé.
- Vámonos de aquí - dice Evan y agarra mi brazo para sacarme la habitación.
- Mami - escucho la niña de antes y me fijo en que si que se refiere a la chica. Joder. - No llores, lo siento - le dice.
Siento que un nudo se instala en mi garganta y de verdad creo que voy a romper en llanto si abro la boca.
Todo esto... Es demasiado.
Escucho como la puerta se cierra detrás de mi, pero no me detengo hasta llegar fuera del local.
Quiero girarme y decirles a estos dos cerdos lo hijos de puta lo que son. Pero no puedo hacerlo. No puedo demostrarles que esto me importa, porque entonces no confiaran en mi y todo lo que he hecho hasta ahora no habrá servido de nada.
- Siento lo de esa niña - dice Travis. Evan a vuelto a perderse.
- No te preocupes, me gustan los niños - digo. Y es cierto, siempre me he llevado bien con ellos.
- Esos niños son sacos de piojos que no entienden una mierda y que no paran de dar problemas - No me puedo creer que haya dicho eso.
Retiro lo de que en otras circunstancias me lo habría tirado.
No quiero ninguna parte de su cuerpo cerca de mi. Me repugna.- Solo son eso, niños - digo - Y ahora si me disculpas, esperaré a mi esposo en el coche - digo para alejarme de él.
Debo hacer algo ya.
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Mis Reglas©
RomanceChloe Wilson siempre ha sido de las mejores en su academia, destacó desde los 8 años, no sólo por su belleza, si no también por sus cualidades en la pelea y su inteligencia .Todo ello la llevó a su actual título como Teniente en una de las fuerzas...