CAPÍTULO 4

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Capitán Cascarrabias.

***
EROS MATEUCCI.

Es la primera vez en los diez años que  llevo trabajando en esto que me faltan el respeto de esa forma.

Sí, la dejé tirada en medio de la carretera, y no me arrepiento de ello.

«Que le toque los huevos a su padre»

Una chica rubia se me acerca y vacila un poco antes de hablarme.

- Capitán - me llama - Soy la Sargento Ferguson.

- Encantado - respondo con desinterés mientras observo la tropa a la que me presentaré como nuevo capitán en unos minutos. No me importa en lo más mínimo quien sea.

- Yo... quería preguntarle algo

- ¿A qué esperas?

- La Teniente Wilson... ¿Sabe dónde está?

- ¿Por qué tendría que saberlo?

- Bueno, el cabo Reyes me dijo que usted le llevó a casa, y Chloe... Quiero decir, mi teniente, tiende a...

- ¿Cree que me la he follado, Sargento? - pregunto directamente, me estoy empezando a cansar de tantas vueltas.

- Si - responde en un hilo de voz.

- Pues no, no lo hice

Lo que me faltaba, que piensen que me acuesto con ella.

- Entonces...

- No tengo ni puta idea de donde está - acabo la frase por ella.

«Con suerte la encontraremos tirada en una cuneta en un par de días.»

- Disculpe el retraso Capitán - escucho a mi espalda. Parece ser que no habrá suerte. - El despertador no...

- Ahorrese las excusas y reúna a la tropa

- Si señor - dice con un claro tono de insatisfacción.

A ella no le hace ninguna gracia trabajar conmigo, y a mi no me hace ninguna gracia trabajar con una niñata  malcriada que todo lo que quiere es tener atención, así que yo diría que estamos bastante igualados.

Reúne al grupo y vuelve hablando con el tipo de anoche, debe ser el cabo Reyes.

- Soldados - Los saludo - Soy el Capitán Mateucci y los dirigiré hasta nuevo aviso, las reglas son claras, no permitiré ni una sola falta de respeto mientras estemos de servicio, los problemas se solucionan al final del día, no mezclamos lo personal con lo laboral y si tienen algún problema, estaré en mi oficina - la miro, pero ella parece entretenida, observando a Reyes. - Teniente - la llamo, captando su atención - Dirija el entrenamiento de hoy.

- Pensaba hacerlo - responde antes de guiar a los soldados hasta la pista

«¿Por qué no puede simplemente asentir?»

Centro la mirada en su culo y joder, la de cosas que le haría si no fuera tan insufrible.

- Capitán, el teniente Hamilton ha llegado - dice uno de los soldados entrando a la pista de entrenamiento y yo salgo de esta para ir a la pista de aterrizaje.

- ¡Vaya! ¡Si es el capitán Cascarrabias! - Grita Ander mientras camina hacia mi. Si no fuera mi mejor amigo lo mandaría a casa de una patada en el culo. Me alegra verle.

La alegría me dura poco, ya que escucho una risa detrás de mi.

- ¿Capitan Cascarrabias? - pregunta

Mis Reglas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora