Mis Reglas©

CAPÍTULO 23

Marcas

***
CHLOE WILSON

Deja un beso en mi mejilla antes de levantarse de la cama en la que le doy la espalda, asqueada conmigo misma y con él.

- Todo habria sido más sencillo si hubieses puesto de tu parte - dice desde la puerta y yo no respondo - Te amo - sale de la habitación.

Me mantengo en mi lugar, siento que si me muevo romperé en llanto.

Recuerdo la frase que le dije a Eros antes de que todo esto empezase.

Mi cuerpo no está en venta, pueden ponerme una pistola en la cabeza con la unica opción de que grite su nombre para poder vivir y mi respuesta será el silencio, porque no hay nada más denigrante y miserable que sentirse obligada a tener sexo con alguien.

Me siento así, miserable y denigrada.

Pasa al menos una hora más antes de decidirme a respirar hondo, incorporarme y levantarme de la cama envuelta en la sabana blanca.

Un leve dolor se instala en mi entrepierna cuando trato de moverme, me siento en el suelo, con la espalda apoyada en la cama y sin poder contenerlo más me echo a llorar.

¿Como he dejado que esto pase? Estúpida misión.

Escucho un par de toques en la puerta y esta se abre antes de que pueda responder.

Una mujer joven me observa preocupada.

- ¿Esta bien, señorita? - Dice mientras se agacha frente a mi y yo asiento limpiandome las lágrimas. - El señor Carson puede ser un poco... Brusco, pero es un buen hombre.

Es un cerdo.

- Estoy bien - me levanto.

- El señor me ha enviado a decirle que saldrá para aclarar unos asuntos inesperados y que no debería esperarle para cenar.

- Gracias - digo y ella se aleja pero yo la detengo - ¿Como te llamas?

- Sofía - responde

- ¿Puedo confiar en ti, Sofía? - digo y ella asiente. - ¿Por dónde puedo salir de aquí sin ser vista?

- El señor se enfadará...

- El señor no se enfadará contigo - le aseguro

- Hay una puerta en la cocina que da al exterior, puede coger uno de los coches del señor, guarda todas las llaves en su despacho.

- ¿Donde está su despacho?

- La habitación de enfrente - responde.

- Gracias - le digo y ella sonríe - Nadie puede enterarse de esto - la advierto antes de que salga de la habitación.

Necesito salir de aquí aunque sean un par de horas.

Camino hacia el baño y me doy una ducha.

Me visto con lo más simple que encuentro, un vestido de tirantes negro y unas sandalias planas. Siento que me caeré si uso tacones cuando apenas puedo andar sin sentir una molestia.

Recojo mi pelo en una coleta alta y vuelvo a soltarlo al darme cuenta de cómo se han manifestado las marcas de lo ocurrido hace unas horas.

Un moratón en mi pómulo derecho y las marcas de sus dedos en mi cuello.

Joder.

También hay algún que otro hematoma en mi brazo y en mis piernas.

Necesito algo que tape más.