Siempre volveré a ti.

CAPÍTULO 10: Reencuentros

Al día siguiente de mi desagradable encuentro con mi ex, me encuentro vaciando mi armario en busca de algo que ponerme para la reunión de hoy.

Una reunión "navideña" es la excusa para que todos mis ex compañeros se reúnan a beber como camioneros (sin ofender, señores camioneros).

Tengo dos semanas de vacaciones por las fiestas y planeo pasarlas en la casa de la playa de los padres de Joshua, así que consideraré esta reunión como un último sacrificio antes de irme a disfrutar mis merecidas vacaciones.

Julieta me está ayudando de nuevo con la ropa mientras conversamos sobre el porqué no quiero ir a esa reunión.

Es dentro de dos horas.

¿Será muy tarde para arrepentirme?

Joshua e Iván, en la puerta de mi habitación, vestidos, arreglados y perfumados, como unos príncipes hacen que desista de la idea de no ir, además del comentario de Joshua.

-"No puedes dejarnos así, vestidos y alborotados".

Aún no le he dicho nada sobre el hecho de fingir que Iván y yo salimos porque quiero evitar problemas.

Termino por escoger una falda de cuero negra apretada, con un buso rosado holgado y unos botines negros. Casual pero elegante para la ocasión. Además, resalta mis atributos y si voy a ir a torturarme por varias horas, al menos puedo causar una buena impresión.

Aplico un poco de gloss en mis labios y unas sombras naturales en mis ojos y, luego de tomar mis cosas, despedirnos de mis padres, Constanza, Julieta y las clones, Joshua, Iván y yo, nos metemos en el auto de mamá y nos encaminamos hacia la casa de Damián.

Conduzco con las manos sudándome y ruego que no pase nada malo, ni desagradable, ni inesperado.

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Estaciono el auto en la calle y bajamos de él. 

La música está algo alta, pero no se respira el aire de una fiesta normal, al parecer va a ser una reunión sensata sin escándalos.

Eso espero.

Camino hacia adentro con Joshua a mi derecha e Iván a mi izquierda.

Me siento como una modelo por fuera pero por dentro el miedo puede conmigo.

Sin darme cuenta, empiezo a clavarme las uñas en las palmas de mis manos. Es un instinto hacerlo cuando estoy nerviosa, o enojada, o ansiosa, o en este caso, las tres.

Damián nos abre la puerta y su mirada recae en mí. Me observa de pies a cabeza. 

Hace mucho que no lo veía, ni a nadie excepto Joshua, supongo que he cambiado bastante.

- Nos van a faltar hielos porque estás que ardes, muñeca - Río ante su comentario poco original. Extrañaba que me dijera muñeca, era su apodo para mí - Pasen - dice y entramos.

Lo primero de la tarde: algo inesperado.

Nos acercamos a la sala y todas las personas que están ahí dentro se quedan calladas.

Silencio total.

Sus caras se ven sorprendidas.

Pasan los segundos, que parecen horas, y los murmullos empiezan.

Me voy con mis dos chicos a saludar a mis amigos.

Peter es el primero que se me acerca y me abraza. Siempre ha sido muy dulce conmigo, me trata como si fuera su hermana. Luego aparece Jonnathan, Sebastián y Jean Franco.