CAPÍTULO 25: Nuevo Año

16 3 0
                                    

Anahí.

La alarma de mi celular suena y yo me levanto de la cama. No puedo decir que me despierto con el sonido porque no pude pegar un ojo en toda la noche. Veo las tres maletas con mi ropa y lo que quedaba en mi habitación. Una sensación extraña me invade el pecho.

Desde el año nuevo, no he vuelto a ver a Iván. Oí a mamá decir que los tres regresaron a su pueblo y una mezcla de alivio y tristeza entró en mi. El que Iván se haya ido de mi vida nuevamente, me da la oportunidad de reconstruirme, de olvidar lo que pasó y lo que siento y de seguir adelante con mi vida. Debo admitir que el detalle de la pulsera que me dio, me revivió las esperanzas, pero me he obligado a mi misma, a no pensar más en ello, aunque sé que no lo lograré. Algún día en que me sienta sola y sus recuerdos vengan a mi mente, sé que tomaré ese brazalete en mis manos y recordaré lo que sucedió entre nosotros, así como también pensaré en lo que pudo haber sido y no fue.

Decido que ya es hora, así que salgo de la ducha y me visto con las únicas piezas de ropa que dejé fuera. Salgo y desayuno en silencio, al igual que el resto de mi familia. Sé que todos tienen diferentes formas de lidiar con la situación, pero el ánimo de hoy, parece ser el mismo en todos.

Mis padres me convencen de llevarme a la universidad y al llegar, mamá intenta que el tiempo pase más lento. Me despido de mis padres en la salida de mi edificio, luego de que todos, incluyendo mis hermanas, hayan entrado a mi habitación para ver el espacio, y la comodidad y sino hay una plaga de arañas; la última fue una excusa de Jules.

Vuelvo a la habitación y veo a Lucy, vestida y con mochila al hombro, sonriéndome mientras sostiene un pequeño cupcake entre sus manos. Ella es la más feliz en esta situación. Acepto el pastelito, mientras tomo mis cosas y salimos del cuarto. Caminamos lentamente hasta llegar al edificio dónde se encuentran nuestras aulas. No está nada lejos y nos detenemos en la cafetería para conversar y comer algo. 

No he tenido apetito desde que regresé de la playa, y Lucy lo nota.

- ¿Todo bien? - pregunta mientras muerde su sándwich.

- Nervios, supongo - digo fingiendo una sonrisa.

- ¿Qué pasó? - habla seria, dejando su comida a un lado.

Decido contarle todo. De todas formas, es la única amiga que tengo. El revivir verbalmente esas escenas, hace que un nudo apriete mi estómago y la poca comida que tengo dentro quiera salir.

- Lo siento - dice cuando acabo mi relato - Aunque no creo que sea lo que piensas. 

- Yo soy consciente de que cambié y seguramente ahora que puedo estar dentro de sus estándares el quiere que sea parte de su vida.

- Talvez le gustabas desde antes, pero las circunstancias fueron otras y no se atrevió a decirte nada.

- No lo creo - concluyo - Gracias por escucharme.

- Para eso estamos - responde con una sonrisa

- Eres literalmente la única persona que tengo, además de mi mejor amigo, que me pueda escuchar. No sabes como odio el no poder socializar como cualquier ser humano normal.

- Tranquila - dice riendo - ¿Has hablado con tu amigo sobre lo que pasó? -cambia de tema y vuelve la atención a su comida

- No - la verdad es que no he hablado con Joshua desde que regresé de la playa - Supongo que me está dando mi espacio, pero iré a su casa hoy.

- Genial - sonríe.

- ¿Qué me dices tu? - hablo luego de un momento - ¿Qué tal las vacaciones?

Siempre volveré a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora