CAPÍTULO 20: Una buena y una mala.

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- ¿Cómo que te vas?

- Anni, no te vayas

- ¿Si te vas, me puedo quedar con tu cuarto?

- ¡Jenna!

- ¡Soy Jules!

No puedo parar de reír ante el rumbo que tomó mi noticia. Mi padre se asustó, a Jenna se le cristalizaron los ojos por un segundo, Jules empezó a adueñarse de mis cosas desde el primer momento, y mamá no ha dicho nada.

- ¿Estás segura de que quieres hacer esto, amor? – pregunta cuando por fin logró que Jules dejara las quejas

- Si, mami – respondo tomando su mano – Es una buena manera de pre-independizarme. Además, hablé con la secretaria y me dijo que tendría la misma habitación y la voy a compartir con Lucy, no tienen de qué preocuparse.

- No te vas a ir de esta casa hasta que tengas treinta – exclama mi padre, levantándose de la mesa

- Ali – habla mamá con el mote cariñoso que tiene para papá – No exageres

- Pa – me levanto y me acerco a él – Tranquilo. Estaré a menos de media hora, ustedes tienen el número de mi habitación y el edificio en el que estaré, pueden visitarme cuando quieran. Les dejé el número de teléfono en el refrigerador y pueden llamarme todas las veces que quieran.

- ¿Y los muchachos? – pregunta y lo miro confundida – Estarán las dos solas y sus compañeros pueden ir y meterse en su habitación y sabe Dios que más harán.

Mamá y yo nos vemos y estallamos en risas cuando papá expone sus miedos ilógicos.

- Alphonso Bach, ¿estás impidiendo que tu hija se independice por tus celos?

- No, amor, pero – me mira y luego a mamá – Bueno si, y tengo toda la razón, un padre debe cuidar a su hija de cualquier don juan que se le quiera atravesar por el camino

- Ay, mi vida – mamá se acerca a papá y lo abraza – Anni va a estar bien, es fuerte y sabrá alejar a esos "Don juan" como tú dices. Además – lo mira seria – trajo comida y se está enfriando, así que deja los celos y vamos a comer.

Papá asiente de mala gana y nos acercamos de nuevo a la mesa. Hablamos y conversamos animadamente y la situación se vuelve menos nostálgica. Papá empieza a aceptarlo y Jules deja de pedir quedarse con mi habitación.

Nos vamos a dormir todos, cada uno en su habitación, ya que Julieta está durmiendo con su madre en el cuarto de visitas. Mañana, la familia Scott se irá al pueblo de sus abuelos durante las fiestas, así que tengo estos días para relajarme y prepararme para mi pre – independencia.

La navidad llega y nos pasamos todo el 24 de diciembre cocinando la cena. Usualmente cenamos con la familia de Joshua, y esta vez no es la excepción. Mamá y la madre de Joshua cocinan mientras conversan de todo un poco, y yo me encargo de que las clones no metan sus manos en los platos que están preparados.

La tradición es que todos ayudemos siquiera un poco, así que cuando los hombres, papá, el padre de Joshua, mi amigo y Simon llegan del supermercado, mamá les ordena que hagan la masa para el pastel de frutas navideño.

Sobra decir que meter a cuatro hombres en la cocina no siempre es buena idea, al terminar, la cocina se encuentra con rastros de masa en los mesones y el piso. Además, los cuatro tienen harina en la cara o brazos.

Al parecer los niños han estado jugando a las guerras con la harina y el resultado, pues, una cocina desastrosa.

La madre de Joshua les reprende y todos van en busca de útiles de aseo, mientras mamá mete el pastel al horno y revisa el estado del pavo.

A las 9 de la noche, la cena al fin está terminada y todos vamos a arreglarnos para comer.

Joshua y su familia regresan a su casa y yo subo a mi habitación para darme una ducha y vestirme.

Elijo un vestido corto, de color vino la falda y el top negro. Es suelto y lo combino con unas sandalias de tacón negras con tiras que se amarran a los tobillos. Me aplico un poco de maquillaje y me reúno con mi familia en el hall entre nuestras habitaciones. Bajamos todos y al llegar al comedor, el timbre suena, dejándonos saber que la familia Sherman ha llegado.

Todos nos sentamos a la mesa y damos paso al siguiente punto de nuestra tradición. Dar gracias. Cada uno agradece por algo bueno y algo malo que le ha pasado en el año, así, dejamos saber que lo bueno nos hizo felices y que lo malo nos ayudó a crecer como personas. Cuando llega mi turno, aún no sé qué decir.

- Yo, agradezco por haber entrado a la universidad y por haber roto mi amistad con mis amigas.

- Yo agradezco por la nueva oportunidad de trabajo que me presentaron – habla Simon después de mí – Y por haber encontrado el amor.

Mis ojos se abren y mis mejillas empiezan a arder. La situación incómoda desaparece cuando Joshua habla:

- Yo agradezco porque mi novia no está embarazada y por el susto que tuve al pensar que sí.

Todos estallamos en risas y la madre de Joshua lo mira lanzándole cuchillos con la mirada.

La cena sigue y mentalmente agradezco por otras dos cosas, una buena y una mala. Porque, a pesar de mis decisiones, la familia Bach y la familia Sherman pueden reunirse otro año en paz y alegría. Y agradezco porque Iván regresó a mi vida.

Lo pienso bien, y no creo que sean una buena y una mala, talvez, en el fondo, muy en el fondo, son dos buenas, y realmente agradezco que Iván haya regresado. Tener otra oportunidad con él puede ser un arma de doble filo. O salgo feliz con él, o salgo lastimada por él.

Pero no me extraña.

Con Iván las cosas siempre han sido así, desde antes de hablarnos, hasta ahora que pasó todo esto entre nosotros, y lo será hasta que haya un continente entre nosotros, o un planeta.

Pero eso es exagerar.

Siempre volveré a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora